viernes, 30 de abril de 2010

Abr 30, 2010: Comentario al Informe sobre inflación enero-marzo de 2010 del Banco de México

Pablo Álvarez Icaza Longoria

mailto: pabloail@yahoo.com.mx

Banco de México (Banxico) de manera implícita planteo que hay una decisión en disyuntiva (trade-off) entre el tipo de cambio y el crecimiento de la economía mexicana: un peso más apreciado frente al dólar contribuye a reducir la inflación, pero en contra partida afectaría al sector exportador, que es el que ha liderado la recuperación de la economía mexicana.

Respecto a las proyecciones de crecimiento de la economía mexicana, Banxico prevé que el PIB podría alcanzar un crecimiento entre 4.0 y 5.0% en 2010, y entre 3.2 y 4.2% en 2011. La estimación no suena descabellada si consideramos que en 2009 cayó 6.5% y que en buena medida se debería a un efecto estadístico similar al ocurrido en 1996 luego de la crisis del 95.

De acuerdo al Índice Global de la Actividad Económica (IGAE) la economía creció 2.9% en el primer bimestre. Considerando que los indicadores de coyuntura de marzo reflejan que el crecimiento fue bastante favorable, estaríamos estimando un crecimiento de 3.5% en enero-marzo. Es decir, para que se logre el 5% en todo el año, el crecimiento se tendría que acelerar. Mi opinión es que el crecimiento estará más cerca del 4% que del 5% porque la reactivación del mercado interno está siendo lenta y el dinamismo del sector exportador no es sostenible a las tasas registradas en los meses previos una vez que las medidas de estímulo fiscal en Estados Unidos se vayan retirando y que las tasas de interés comiencen a subir en el segundo semestre de 2010.

Por lo que respecta a la inflación, Banxico ratificó su proyección de 4.75-5.25% en promedio para el cuarto trimestre de 2010, así como los pronósticos para los trimestres previos y posteriores deseando que en el último trimestre de 2011 se sitúe al menos en promedio en 3.25%. Esto implicaría, que en solo un año se reduzca 2 por ciento lo cual no resulta muy convincente o como se ha dicho en otras ocasiones, en realidad los analistas están esperando que se estabilice alrededor del 4% que es la cota superior del objetivo de inflación que se ha convertido en el “objetivo efectivo”.

El banco central pudo haber modificado las proyecciones del 2010 a la baja, pero decidió ser cauteloso considerando que en el primer trimestre se quedo justo en la cota superior de su estimación (4.75%), pero prefirió esperar al próximo informe cuando ya haya una tendencia más consolidada de la inflación a la baja.

Para el escenario previsto de crecimiento económico, Banxico señaló tres riesgos: a) el efecto del retiro de los estímulos fiscales y monetarios en las economías avanzadas y el difícil acceso al crédito de las economías emergentes; b) posible contagio de países como Grecia, España, Irlanda y Portugal, y c) que la apreciación del tipo de cambio afecte al sector exportador.

Análogamente, también planteó los riesgos para sus pronósticos de inflación: i) una reversión repentina de los flujos de capital que afecten la paridad cambiaria, ii) una recuperación más vigorosa podría generar presiones inflacionarias de demanda, y iii) la volatilidad de los precios de frutas y verduras.

En contrapartida, si la inflación se redujera más rápido que lo previsto por el escenario de Banxico, lo cual es previsible considerando las cifras de inflación de la primera quincena de abril (4.41% en tasa anual), eso no implicaría un cambio en la tasa de interés de referencia, pero haría más creíble la posibilidad de alcanzar el objetivo de inflación en 2011.

Sin embargo, la tendencia de la inflación en el corto plazo está asociada a los siguientes aspectos:

  • Tipo de cambio.

  • Precios y tarifas de bienes y servicios públicos

  • Política de impuestos.

  • Comportamiento de los precios agropecuarios y de las materias primas.


Respecto al tipo de cambio, Banxico reconoce la depreciación como un riesgo, pero en realidad la señal que han dado las autoridades cambiarias ha sido la opuesta: creen que los capitales están recompensando a México por su disciplina fiscal y que ante los problemas en países en la zona euro, el país se podría ver beneficiado de la afluencia de capitales, es decir, están apostando a que se dé más bien el factor diferenciación que el de contagio.

Sin embargo, la tendencia de apreciación del peso iniciada en marzo de 2009 podría estar cerca de tocar fondo, por lo que algún evento exógeno no previsto podría ser el motivo para justificar un cambio al respecto.

En relación a los precios y tarifas de bienes y servicios públicos, ya han sido absorbidos y los únicos que siguen latentes son gasolina y electricidad. Pero nunca se debe descartar incrementos asociados a la reducción de subsidios en caso de que los precios internacionales de referencia sigan subiendo.

Banxico señala que las alzas de precios por las modificaciones tributarias salieron de acuerdo a sus previsiones. Sin embargo, para el 2011 sigue latente la posibilidad de una reforma fiscal. Por ejemplo, el Senador Beltrones (PRI) ha propuesto un IVA generalizado del 12% y ello sí tendría un impacto muy significativo en la inflación.

Los precios de los productos agropecuarios y de las materias primas no solo se mueven por el tipo de cambio (importaciones) sino por una gran variedad de factores: desde fenómenos climatológicos (p.e. el “Niño”) que pudiesen ocasionar una fuerte sequía, o lo contrario inundaciones y granizadas que acaben con las cosechas; hasta una creciente demanda generada por los nuevos países emergentes (BRIC’s) que propicie una elevación del precio.

Banxico quisiera el escenario ideal de baja inflación y elevado crecimiento. Sin embargo, sabe mejor que nadie que en el corto plazo es imposible, porque para ello se requeriría un alza importante de la productividad, una mejora de la competitividad y la sostenibilidad de las finanzas públicas que no se logran por arte de magia.

Por tanto el escenario más probable para el resto de 2010 y 2011 es el de un crecimiento e inflación moderadas y con un tipo de cambio con menor volatilidad que la registrada en la crisis financiera del 2008 y 2009.