miércoles, 24 de noviembre de 2010

Dicembre 4, 2010: Estados Unidos, señales cruzadas

Correo: pabloail@yahoo.com.mx

A José Álvarez Icaza Manero, cuyo optimismo hace mucha falta en estos tiempos de desánimo.

El viernes 3 de diciembre se divulgaron las cifras de las encuestas de empleo de Estados Unidos (EU) de noviembre. Llamó la atención que la tasa de desempleo haya subido a 9.8% respecto al 9.6% de los meses anteriores y que la nómina no agrícola sólo haya aumentando 39 mil. Dos días antes del índice compuesto de la actividad manufacturera aportó señales de que su desempeño continuaba con gran dinamismo, que combinado con el buen dato de la actividad no manufacturera que continuó expandiéndose con más fuerza en noviembre pasado, nos indicaría un favorable desempeño en el sector servicios.

Los datos en apariencia contradictorios, nos muestran lo que comúnmente pasa en las recuperaciones económicas: al principio el incremento de la producción no se ve acompañado con incremento del empleo o con caídas de las tasas de desempleo. Solo hasta que la recuperación se consolida las empresas comienzan a contratar a más gente y entonces los indicadores de empleo comienzan a mejorar.

Sin embargo, entre algunos analistas existe el temor de que la administración de Obama esté más bien inclinado a retirar los estímulos económicos asustado por el enorme déficit público, y ello lleve a que la reactivación de la economía se frene y por ende que los indicadores de empleo no mejoren.

Obama parece que hace lo que dicen las encuestas; pero muchas veces eso no es lo más indicado y termina siguiendo la agenda republicana que cree que el abultado déficit público es el culpable de todos los males económicos, por lo que recomienda reducir salarios de los empleados públicos (hecho), recortar impuestos a las clases altas de manera permanente (en proceso) y reducir drásticamente los programas sociales, especialmente donde puede haber beneficios a los indocumentados que generan un enorme gasto.

Por ende, una desconcertada política fiscal termina por neutralizar los efectos de reactivación económica y anulando los efectos expansivos de la política monetaria. Los que vaticina una doble recesión, lo hacen considerando que las autoridades económicas de Estados Unidos se empeñan en mantenerse en la trampa de la liquidez, aquél estado en el que la política monetaria es ineficaz para reactivar la actividad económica.

Por otra parte, los sectores conservadores de EU creen que todo esto del cambio climático es contraproducente para las empresas, que experimentan los incrementos de los costos, mientras que China gana competitividad porque no cumple con las normas ambientales. por ende, porque cumplir cuando no hay forma de que los otros (BRIC's) no cumplebn con su parte. En conclusión hay que presionar a Obama para que revierta toda la agenda ambiental y así las compañías americanas recuperen competitividad.

Curioso ambiente: hace dos años había conciencia de que la debilidad de la regulación del Estado había provocado los problemas económicos y sociales. Ahora los sectores de derecha conservadores en varias partes del mundo (EU, Inglaterra y Alemania)imponen el criterio de ningún apoyo público más para ningún rescate (financiero, ambiental, social, etc.). Pareciera como si la miopía se hubiese impuesto y la conciencia colectiva hubiese desaparecido y prevaleciera el más duro individualismo.

Howard Dean lo leyó bien hace tiempo: el debate ideológico lo han ganado los republicanos desde hace mucho tiempo. Aunque sus políticas económicas fueron las que ocasionaron la crisis financiera y la recesión económica; es Obama el que aparece como responsable asumiendo voluntariamente el "spin" que le colgaron sus opositores.

Noviembre 24, 2010: Desaceleración de la economía mexicana


A pesar de que el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) comenzó su comunicado señalando que el Producto Interno Bruto (PIB) con cifras desestacionalizadas, creció 0.73% durante el periodo julio septiembre de 2010 respecto al trimestre inmediato anterior, muchos medios de comunicación no le hicieron caso y destacaron que la economía mexicana se desaceleró en el tercer trimestre al ser el crecimiento respecto al mismo trimestre del año anterior, menor que la variación anual registrada durante el segundo trimestre (5.3 vs. 7.6%).

Al respecto cabe hacer una reflexión en dos sentidos: 1) los medios están más acostumbrados a recibir la información en variación porcentual anual y por ende los usos y costumbres son muy difíciles de modificar a pesar de que INEGI ya lleva varios años presentando las cifras ajustadas estacionalmente, 2) se percibe cierta desconfianza en el manejo de la desestacionalización y máxime que la percepción de desaceleración es la que prevalece entre los analistas.

De nueva cuenta las comparaciones con Estados Unidos (EU) son desventajosas para México en el aspecto metodológico. Allá no solo existe una cultura para entender las cifras ajustadas estacionalmente, sino que es común comprenderlas en tasas porcentuales anualizadas, la variación respecto al trimestre anterior multiplicada por cuatro cuando se trata de cifras trimestrales y por doce con las mensuales.

En México, INEGI es el que determina como ajustar las cifras mientras que en EU participan un grupo de expertos para que los factores de ajuste (ponderadores) sean aceptados por todos. Adicionalmente, mientras que acá el nuevo dato de una variable modifica toda la serie al hacerse el ajuste estacional; en EU no, esto es, la nueva cifra no modifica la historia pasada por lo que no sólo se vuelven más confiable las estadísticas, sino que conceptualmente no tiene sentido modificar lo que ya estaba dado.

Lo que termina sucediendo es que el público comience a creer que INEGI maquille las cifras aunque no sea así. Para evitar esta percepción el organismo autónomo debería de fijar las cifras estacionales y sólo cambiar las más recientes en caso de que la información revisada amerite modificar los datos preliminares, como sucede en cualquier país serio, e involucrar a actuarios, economistas y especialistas del sector privado y de la academia en la definición de los factores de ajuste, que dicho de paso son distintos de acuerdo para el sector de actividad: por ejemplo los días de asueto y las temporadas de vacaciones como Semana Santa son perjudiciales para la industria manufacturera, pero son muy favorables para el turismo.

Luego de este paréntesis metodológico pasemos a analizar los datos. La economía creció por debajo de las expectativas de algunos especialistas porque el PIB del sector terciario sólo aumentó 4.2%, mientras que las actividades secundarias subieron 6.2% y las primarias sorprendieron con un incremento del 8.9% a pesar de las inundaciones que azotaron al país durante el tercer trimestre del año.

Se entiende que las actividades terciarias hayan crecido menos, debido a que los servicios dependen más del mercado interno, que ha mostrado menor dinamismo que el sector externo y también se considera que van rezagadas con el ciclo económico, esto es, solo hasta que la recuperación económica se consolida comienzan a crecer con más dinamismo. Recordemos que las actividades terciarias que incluyen al Comercio y a los Servicios participaron con 64.64 del PIB de 2009 a precios constantes; la Industria con 31.49% y el sector Primario con 3.87% de allí su importancia en desempeño global.



Al interior de las Actividades Terciarias hubo una gran diversidad de comportamientos. Por ejemplo, el PIB del comercio con un avance anual de 11.9%; el de transportes, correos y almacenamiento 5.1%; información en medios masivos 6.3%; el de servicios inmobiliarios y de alquiler de bienes muebles e intangibles 0.8%, y el de alojamiento temporal y de preparación de alimentos y bebidas con 2.8 por ciento. Incluso hubo dos que registraron tasas negativas: Servicios profesionales, científicos y técnicos (-1.8%) y Servicios Educativos (-0.7%). En estos dos últimos casos es claro que los recortes de gastos de las empresas han afectado mucho a las empresas de consultoría y que los menores ingresos de las familias también afectaron la matrícula de los colegios privados ante la imposibilidad de seguir pagando las colegiaturas por el mayor desempleo y menores ingresos de los hogares.

Cabe comentar que con la revisión de las cifras el PIB, ya no cayó 6.5% en 2009 sino 6.1%, eso es, la disminución fue menor a la de la crisis de 1995 (-6.2%) con lo que podría decirse que la recesión del año pasado ya no fue la peor de la Postguerra. Esto seguramente provocara muchas suspicacias.

Con las cifras anunciadas el lunes, ratificamos nuestras pronósticos de cierre de 2010 y para el 2011, a saber la economía crecería 5.2% lo que implícitamente conlleva a un crecimiento de 3.3% en el cuarto trimestre. Para el próximo año esperaríamos un crecimiento de 3.8%, que implica una desaceleración respecto al actual, pero un poco más moderada que la esperada por el Banco de México (3.2%). Esta proyección dependería en gran media de que el mercado interno compense la desaceleración esperada de la demanda externa que afectara el dinamismo de las manufacturas, es decir, que las actividades terciarias y la construcción se reactiven apostando a la hipótesis de que van rezagadas respecto al ciclo económico.

miércoles, 17 de noviembre de 2010

Noviembre 17, 2010: Cien años de la Revolución Mexicana

El próximo sábado se cumplen 100 años del inició de la Revolución Mexicana. Sin pretender hacer un ensayo sobre el tema vale la pena hacer una recapitulación de como se ha interpretado dicho evento sin que las versiones se agoten con los casos planeados:

1) Revolución interrumpida. Adolfo Gilly con su magistral libro del mismo título plantea la tesis de que el proyecto revolucionario genuino representado por Zapata y Villa fue cancelado por la facción capitalista ganadora (Carranza y Obregón).

2) No hubo revolución, lo que hubo fue una gran revuelta campesina. Tesis sostenida por varios historiadores norteamericanos.

3) No se puede hablar de la Revolución Mexicana, sino que hubo varias revoluciones. Los motivos del levantamiento de Madero no tenían nada que ver con las aspiraciones de Zapata, por ejemplo. Es un proceso social fallido, o es uno parcial e incompleto en el mejor de los casos.

4) La Revolución Mexicana se agotó en 1940, o en 1960, o en 1982 y cumplió su ciclo. Se necesita una nueva REVOLUCIÓN: planteamiento de la izquierda nacionalista de los 80's (Heberto Castillo). El proyecto más avanzado no era el de Zapata sino el de Villa (Frederich Katz y Jesús Silva Herzog en Breve Historia de la Revolución Mexicana).

5) La revolución mexicana fue una gran tragedia nacional: generó el estatismo y el corporativismo que impidió que México desarrollara su potencial: Isacc Katz y Macario Schettino.

Sea lo que haya sido, la Constitución de 1917 si tenía una proyecto de país, imagen objetivo dirían ahora. Pero, ha sido modificada tantas veces, que queda la impresión de que la actual no tiene nada que ver con la versión original. En ese sentido, la reflexión que ha hecho Porfirio Muñoz Ledo de hacer una nueva Constitución tiene sentido; pero por otra parte, no hay una acuerdo nacional sobre el proyecto de país que se quiere. En 1917, la facción ganadora invitó a los perdedores a participar en la elaboración de la misma y algunas de sus demandas sociales fueron retomadas el sus artículos. En el 2010, la Cámara de Diputados tiene que detener el reloj legislativo para poder aprobar un presupuesto para el 2011, que de todos modos será modificado a discreción por Hacienda.

¿Se necesita una nueva revolución para hacer una nueva Constitución? ¿Podría hacerse una nueva sin que la violencia se desencadene? ¿Una nueva Constitución puede evitar una nueva Revolución? Esta última podría ser una interrogante para el 2012 ahora que estamos envueltos una guerra contra el narcotráfico.

sábado, 6 de noviembre de 2010

Noviembre 6, 2010: Informe de la inflación de julio-septiembre de 2010

mailto: pabloail@yahoo.com.mx

El pasado 27 de octubre Banco de México (Banxico) dio a conocer su informe trimestral sobre la inflación. Luego de hacer una breve reseña de la situación económica internacional, donde destaca que “la política monetaria instrumentada en las economías avanzadas ha propiciado un entorno de gran liquidez a nivel global, lo que ha incentivado la búsqueda de mayores rendimientos”, generando una importante apreciación de las monedas de países emergentes que podría afectar la competitividad de las exportaciones; pasa a mencionar los resultados recientes de la economía mexicana y sus nuevas previsiones.

Comienza mencionando que la inflación general durante el tercer trimestre promedió 3.67%, significativamente por debajo de lo que habían previsto tres meses atrás (rango de 4.75-5.25%) cuando quiso justificar el mantener la tasa de interés de referencia diciendo que iba a haber un repunte de los precios. En nuestra nota económica habíamos criticado esa paranoia inflacionaria de la autoridad monetaria. Sin embargo, hemos de valorar que en esta ocasión Banxico sí reconoce que la apreciación del tipo de cambio tuvo mucho que ver en este favorable desempeño de la inflación a diferencia de ocasiones anteriores.

Respecto a las estimaciones de crecimiento para 2010 y las proyecciones para el 2011, Banxico calcula que México crecerá 5.0% este año y prevé que una expansión entre 3.2% y 4.2% para el próximo. Respecto a la primera cifra coincide con el pronóstico del FMI (5.0%) y es un poco más baja que la estimación del Gobierno y de los especialistas del sector privado en la última encuesta de Banxico difundida el pasado 1 de noviembre (4.8%). En relación al próximo año, las previsión del FMI es 3.8%, 3.9% de Hacienda y 3.5% de los especialistas.

La revisión a la alza de la estimación de crecimiento era obligada, considerando que la actividad económica global del país había registrado un crecimiento de 6.1% en los primeros ocho meses del año respecto al mismo periodo de 2009 según cifras del Indicador Global de la Actividad Económica (IGAE) difundidas el pasado 27 de octubre. Por nuestra parte, habíamos ofrecido para la revista Mundo Ejecutivo a finales de agosto una estimación de 5.2% para 2010 conociendo los resultados del segundo trimestre y de 3.8% para el próximo año.

Dos temas se desprenden de estas comparaciones: 1) por qué tardan tanto los analistas en corregir las proyecciones a pesar de las evidencias de las cifras, y 2) en términos de bienestar qué representa un aumento del PIB del 5.0% en 2010.

Respecto al primer punto, creemos que muchas veces algunos economistas son esclavos de los modelos econométricos y cuando la realidad los rebasa caen en una especie de disonancia cognoscitiva tratando de defender sus pronósticos previos apostando a una fuerte desaceleración en lo que resta del año para poder justificarlos. Buscan afanosamente cualquier indicio que los ayude a justificar esa posición, minimizando los que apoyan un mayor dinamismo, por lo que van perdiendo objetividad. Incluso, economistas del banco central han dado muestras de lo mismo con sus pronósticos de inflación.

Otro ejemplo similar sería cuando plantean que la brecha del producto podría tornarse positiva en 2011 cuando sus estimaciones del PIB para el próximo año son más bajas que las del 2010 y reconocen que dicha brecha seguiría siendo negativa en lo que resta de este año; aunque tal vez este último caso tenga que ver más con lo que se conoce como los “hechos estilizados” de una teoría que los lleva a incurrir en contradicciones por aferrarme a ella sin que las cifras la respalden.

Respecto al segundo tema, tiene que ver con los políticos y la prensa critica. Las mejores cifras del PIB y trabajadores asegurados del IMSS ha llevado a declarar al gobierno declarando que estamos “mucho mejor de lo que decían esas visiones pesimistas” y los segundos alegando que el gobierno maquilla la realidad (Proceso) y que calla ante las previsiones de mayor desaceleración ofrecidas por Banco de México. En realidad ambos están equivocados porque parten de prejuicios o de posiciones preconcebidas. Que el PIB crezca 5.2%, ni siquiera recuperara lo que cayó en 2009 (6.5%), pero sobre todo no tiene porque reflejarse en mayores ingresos, porque el PIB es el total de bienes y servicios producidos por una economía en un periodo de tiempo en términos del valor agregado generado. Por ende, un país puede producir mucho, pero ese ingreso se puede distribuir muy desigualmente.

Banxico justificó su previsión a la baja de la economía mexicana señalando:

i. Un crecimiento de la economía estadounidense más moderado.
ii. El que diversos países del mundo traten de estimular sus exportaciones por medio de “depreciaciones competitivas”.
iii. La necesidad de diversos países de consolidar sus finanzas públicas.
iv. Una reversión abrupta de los flujos de capital.

Pero lo que más impacto mediático tuvo respecto al informe fue el anuncio de que el próximo año se publicaran las minutas de las reuniones de la Junta de Gobierno en respuesta a los reclamos de falta de transparencia y “para estar en línea con las mejores prácticas en la materia”. Me parece una buena noticia, aunque me preocupa la versión de que la apertura sería a medias, ya que no se divulgarían los detalles de las votaciones ni los argumentos de las posiciones minoritarias. Es decir, sólo se ampliaría un poco más la explicación que ya se dan en los anuncios de las decisiones de política monetaria. Seguimos en el “gatopardimos”, pues. Se busca proteger la opinión de grupo y no evidenciar que los miembros de la Junta piensan muy parecido.

Finalmente, no podemos dejar de mencionar aspectos relevantes de la semana en Estados Unidos: 1) la derrota de Obama en las elecciones intermedias, 2) el anuncio del relajamiento cuantitativo de la Reserva Federal (QE2, por sus siglas en inglés), y 3) los favorables indicadores de octubre, como serían las cifras de empleo, del sector manufacturero y no manufacturero que indican un buen comienzo del cuarto trimestre luego de que el PIB creció 2.0% en T3 respecto a T2 (en variación anualizada).

Sobre el primer punto, Obama y sus asesores no entendieron que en una situación de “trampa de la liquidez” una política fiscal más agresiva y sobre todo de gasto era lo más necesario para reactivar la economía. Lo segundo es bueno, pero con efecto limitado y de corto plazo y con el riesgo de impulsar una burbuja bursátil de nueva cuenta. Lo último, siendo buenas noticias tampoco tenemos que considerarlas como una prueba contundente de que la desaceleración en Estados Unidos ya tocó fondo.