mailto: pabloail@yahoo.com.mx
El pasado 27 de octubre Banco de México (Banxico) dio a conocer su informe trimestral sobre la inflación. Luego de hacer una breve reseña de la situación económica internacional, donde destaca que “la política monetaria instrumentada en las economías avanzadas ha propiciado un entorno de gran liquidez a nivel global, lo que ha incentivado la búsqueda de mayores rendimientos”, generando una importante apreciación de las monedas de países emergentes que podría afectar la competitividad de las exportaciones; pasa a mencionar los resultados recientes de la economía mexicana y sus nuevas previsiones.
Comienza mencionando que la inflación general durante el tercer trimestre promedió 3.67%, significativamente por debajo de lo que habían previsto tres meses atrás (rango de 4.75-5.25%) cuando quiso justificar el mantener la tasa de interés de referencia diciendo que iba a haber un repunte de los precios. En nuestra nota económica habíamos criticado esa paranoia inflacionaria de la autoridad monetaria. Sin embargo, hemos de valorar que en esta ocasión Banxico sí reconoce que la apreciación del tipo de cambio tuvo mucho que ver en este favorable desempeño de la inflación a diferencia de ocasiones anteriores.
Respecto a las estimaciones de crecimiento para 2010 y las proyecciones para el 2011, Banxico calcula que México crecerá 5.0% este año y prevé que una expansión entre 3.2% y 4.2% para el próximo. Respecto a la primera cifra coincide con el pronóstico del FMI (5.0%) y es un poco más baja que la estimación del Gobierno y de los especialistas del sector privado en la última encuesta de Banxico difundida el pasado 1 de noviembre (4.8%). En relación al próximo año, las previsión del FMI es 3.8%, 3.9% de Hacienda y 3.5% de los especialistas.
La revisión a la alza de la estimación de crecimiento era obligada, considerando que la actividad económica global del país había registrado un crecimiento de 6.1% en los primeros ocho meses del año respecto al mismo periodo de 2009 según cifras del Indicador Global de la Actividad Económica (IGAE) difundidas el pasado 27 de octubre. Por nuestra parte, habíamos ofrecido para la revista Mundo Ejecutivo a finales de agosto una estimación de 5.2% para 2010 conociendo los resultados del segundo trimestre y de 3.8% para el próximo año.
Dos temas se desprenden de estas comparaciones: 1) por qué tardan tanto los analistas en corregir las proyecciones a pesar de las evidencias de las cifras, y 2) en términos de bienestar qué representa un aumento del PIB del 5.0% en 2010.
Respecto al primer punto, creemos que muchas veces algunos economistas son esclavos de los modelos econométricos y cuando la realidad los rebasa caen en una especie de disonancia cognoscitiva tratando de defender sus pronósticos previos apostando a una fuerte desaceleración en lo que resta del año para poder justificarlos. Buscan afanosamente cualquier indicio que los ayude a justificar esa posición, minimizando los que apoyan un mayor dinamismo, por lo que van perdiendo objetividad. Incluso, economistas del banco central han dado muestras de lo mismo con sus pronósticos de inflación.
Otro ejemplo similar sería cuando plantean que la brecha del producto podría tornarse positiva en 2011 cuando sus estimaciones del PIB para el próximo año son más bajas que las del 2010 y reconocen que dicha brecha seguiría siendo negativa en lo que resta de este año; aunque tal vez este último caso tenga que ver más con lo que se conoce como los “hechos estilizados” de una teoría que los lleva a incurrir en contradicciones por aferrarme a ella sin que las cifras la respalden.
Respecto al segundo tema, tiene que ver con los políticos y la prensa critica. Las mejores cifras del PIB y trabajadores asegurados del IMSS ha llevado a declarar al gobierno declarando que estamos “mucho mejor de lo que decían esas visiones pesimistas” y los segundos alegando que el gobierno maquilla la realidad (Proceso) y que calla ante las previsiones de mayor desaceleración ofrecidas por Banco de México. En realidad ambos están equivocados porque parten de prejuicios o de posiciones preconcebidas. Que el PIB crezca 5.2%, ni siquiera recuperara lo que cayó en 2009 (6.5%), pero sobre todo no tiene porque reflejarse en mayores ingresos, porque el PIB es el total de bienes y servicios producidos por una economía en un periodo de tiempo en términos del valor agregado generado. Por ende, un país puede producir mucho, pero ese ingreso se puede distribuir muy desigualmente.
Banxico justificó su previsión a la baja de la economía mexicana señalando:
i. Un crecimiento de la economía estadounidense más moderado.
ii. El que diversos países del mundo traten de estimular sus exportaciones por medio de “depreciaciones competitivas”.
iii. La necesidad de diversos países de consolidar sus finanzas públicas.
iv. Una reversión abrupta de los flujos de capital.
Pero lo que más impacto mediático tuvo respecto al informe fue el anuncio de que el próximo año se publicaran las minutas de las reuniones de la Junta de Gobierno en respuesta a los reclamos de falta de transparencia y “para estar en línea con las mejores prácticas en la materia”. Me parece una buena noticia, aunque me preocupa la versión de que la apertura sería a medias, ya que no se divulgarían los detalles de las votaciones ni los argumentos de las posiciones minoritarias. Es decir, sólo se ampliaría un poco más la explicación que ya se dan en los anuncios de las decisiones de política monetaria. Seguimos en el “gatopardimos”, pues. Se busca proteger la opinión de grupo y no evidenciar que los miembros de la Junta piensan muy parecido.
Finalmente, no podemos dejar de mencionar aspectos relevantes de la semana en Estados Unidos: 1) la derrota de Obama en las elecciones intermedias, 2) el anuncio del relajamiento cuantitativo de la Reserva Federal (QE2, por sus siglas en inglés), y 3) los favorables indicadores de octubre, como serían las cifras de empleo, del sector manufacturero y no manufacturero que indican un buen comienzo del cuarto trimestre luego de que el PIB creció 2.0% en T3 respecto a T2 (en variación anualizada).
Sobre el primer punto, Obama y sus asesores no entendieron que en una situación de “trampa de la liquidez” una política fiscal más agresiva y sobre todo de gasto era lo más necesario para reactivar la economía. Lo segundo es bueno, pero con efecto limitado y de corto plazo y con el riesgo de impulsar una burbuja bursátil de nueva cuenta. Lo último, siendo buenas noticias tampoco tenemos que considerarlas como una prueba contundente de que la desaceleración en Estados Unidos ya tocó fondo.
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