jueves, 6 de mayo de 2010

May 6, 2010: Percepción vs. Realidad

Pablo Álvarez Icaza Longoria
mailto: pabloail@yahoo.com.mx

El debate sobre si la percepción puede ser diferente de la realidad nunca ha estado ausente entre los analistas económicos y políticos, pero éste se ha intensificado recientemente por diversos casos como: la valoración del riesgo-país en naciones que pudiesen tener problemas similares a los de Grecia, la discusión sobre la seguridad en México y sus repercusiones en el turismo, y las expectativas de los resultados electorales en las elecciones de julio, luego de los primeras encuestas electorales de cara a esos procesos, por mencionar algunos ejemplos.

Los partidarios de la premisa de que percepción es realidad consideran que aunque en estricto sentido no sean lo mismo, la percepción es o se vuelve tan poderosa que termina por imponerse como la visión dominante de las cosas. Por tanto, para cambiar la percepción hay que cambiar a la realidad: para modificar la percepción de la quiebra económica de un país y de que incumplirá el pago de su deuda, debiera de mejorar su solvencia y corregir las causas como el elevado déficit fiscal que ha incrementado el endeudamiento a futuro; la reducción de los índices delictivos mejorando la situación económica e incrementando la eficacia del Estado mexicano para que logre detener a la delincuencia organizada y no organizada; o que las preferencia electorales mejoren debido a que los candidatos o partidos mejoren la oferta política, ganen los debates a sus contrincantes, realicen una mejor propaganda, etc.

En sentido opuesto, los partidarios de que la percepción y la realidad pueden ser muy diferentes, atribuyen al poder de los medios de comunicación la distorsión de la realidad considerando que tienen una gran influencia en la gente. Siguiendo los tres casos señalados se enfatiza que son los miedos irracionales los que provocan ataques especulativos que obligan a un país a declarar una moratoria de deuda, a devaluar la moneda, a una caída abrupta del precio de las acciones de una compañía ante la difusión de un rumor falso, de un análisis fatalista de un líder de opinión o de la interpretación de las declaraciones de algún personaje clave como el Presidente de la Reserva Federal (Fed), etc. La divulgación muy aparatosa de un atentado de narcotraficantes como la granada estallada el 15 de septiembre de 2008 en Morelia, las fotografías de los decapitados en todo el país, donde se genera la impresión de que todo México está en una situación desesperada por la creciente violencia. El recuerdo de la elección de 2006, donde los medios enfatizaron que López Obrador era un peligro para México y convencieron a muchos priistas e independientes del norte del país a dar un “voto útil” por Calderón (Sinaloa fue el prototipo de este caso).

Siendo un tanto ecléctico, ambas posturas tienen algo de razón e incluso hay contraejemplos de profecías autocumplidas que no funcionaron. En 1997 Long Term Capital Management, el famoso fondo de cobertura que quebró por apostar a favor de la devaluación del dólar de Hong Kong; o en 2002, cuando el riesgo país de Brasil superó los 5,000 puntos y los especuladores cantaban una inminente moratoria de pagos en el proceso de elecciones presidenciales. Pero estos casos también son útiles para entender por qué fracasaron: las enormes reservas de la Rep. Popular China estaban respaldando al dólar de HK y para los organismos internacionales era preferible entenderse con Lula que enfrentar las repercusiones de un default de deuda. Esto es, había garantías y respaldos muy sólidos para evitar que se cumplieran los ataques especulativos.
En el caso del turismo extranjero que visita México. Si bien es cierto que a pesar de la crisis económica la influenza y la inseguridad llegaron a México 21.454 millones de personas en 2009, el flujo fue 5.4% menor al de 2008. El efecto fue incluso más severo en la captación de divisas ya que se reportaron ingresos por 11,275 millones de dólares, pero 15.2% más bajos que el año anterior. Aunque el impacto más fuerte lo provocaron la recesión económica (especialmente la de Estados Unidos) y influenza AH1N1, la repercusión de la percepción de la inseguridad no es irrelevante.

Al respecto dos noticias se difundieron en la semana: 1) El Departamento de Estado de Estados Unidos relanzó su alerta de viajes recomendando no viajar a Michoacán, Sinaloa, Guerrero, Tamaulipas y zonas de Chihuahua, Durango y Coahuila, así como una alerta general para toda la frontera norte del país. Sin embargo, reconoció el esfuerzo del gobierno mexicano para proveer seguridad a los turistas y enfatizó que los destinos turísticos no sufren el mismo tipo de violencia. 2) Royal Caribbean y Princess Cruises, unas de las principales navieras de cruceros de lujo que existen en el mundo, anunciaron la cancelación de las rutas de sus barcos por el pacífico mexicano, principalmente en los destinos turísticos de Los Cabos, Baja California Sur; Mazatlán, Sinaloa, Puerto Vallarta y Jalisco.

La postura del gobierno mexicano sobre el reconocimiento del problema de la inseguridad y de la violencia es muy incómoda y complicada. Por un lado, si insisten en que sólo es un problema de percepción y que no ha afectado a los destinos turísticos, puede servir de incentivo para que la delincuencia organizada planee un ataque a los turistas o a las instalaciones con un gran impacto mediático para contradecir las declaraciones de los funcionarios; pero, lo más preocupante es que ante las evidencias acumuladas estos pierdan credibilidad al dar la apariencia de que niegan el principio de realidad de manera ostensible. Por otra parte, si reconocen que si ha habido un impacto significativo, podrían ganar reconocimiento entre la opinión pública y los analistas que elogiarían que no se está negando la realidad; pero en contrapartida, podría servir de incentivo para que diversos grupos cometan más delitos como una estrategia de presión.

Sin embargo, si prevalece la tesis de que la inseguridad es un problema de percepción, algunas autoridades podrían estar tentadas a comenzar a presionar a los medios de comunicación para que se autocensuren y no le den tanto realce a las noticias de crímenes y atentados. Esta tendencia es muy peligrosa porque podría significar regresión en la vida política y democrática, donde los medios que difunden este tipo de notas podrían ser acusado de ser aliado de la delincuencia.

Como comentario al margen resultó muy curioso comparar las ocho columnas de La Jornada y de Milenio del 5 de mayo en alusión a las declaraciones de Fernando Gómez Mont, secretario de Gobernación en Washington. El primero destacaba que la SG decía que la violencia se reducirá a finales de año; el segundo que crecerá. Saque usted sus conclusiones.

Valdría la pena hacer un estudio sobre el impacto de la inseguridad, la recesión y la influenza en el turismo en 2009 para de manera objetiva medir los impactos relativos no sin antes recordar las famosas falacias de composición: lo que es válido para un todo no lo es necesariamente para todas las partes; y lo que resulta cierto para una parte, no tiene que serlo para el todo.