lunes, 16 de agosto de 2010

Agosto 16, 2010: La Reserva Federal reconsidera su decisión sobre deshacerse de hipotecas

Pablo Álvarez Icaza Longoria
mailto: pabloail@yahoo.com.mx

Ben Bernanke, presidente de la Reserva Federal (FED), se encuentra atrapado entre dos fuegos: por un lado los ortodoxos lo acusan de manera indirecta y más bien con alusiones de cometer el mismo error que su predecesor, Alan Greenspan, de mantener demasiado tiempo las tasas de interés muy bajas, incluso algunos de ellos han sido los gobernadores de los distritos de Dallas y Kansas.

En sentido contrario, economistas como Paul Krugman, lo critican por lo contrario, no hacer demasiado e incluso de haberse paralizado ante la precisión de los “halcones” y hacer movimientos contradictorios o incluso tímidos. Por ejemplo, cedió a la presión de ya no seguir comprando más hipotecas de las que estaba generando. En marzo pasado, la Fed dejó de comprar valores garantizados por hipotecas y deuda del Tesoro estadounidense con la intención de mantener bajas las tasas de interés de largo plazo, y comenzó a hablar de “una estrategia de salida” en consonancia con los planteamientos del Fondo Monetario Internacional (FMI), más cercano a la idea de que la emergencia ya había pasado.

Sin embargo, la Fed dio marcha atrás a la “estrategia de salida” porque la recuperación ha sido más modesta de lo anticipado” por lo que mandó el mensaje de que mantendrá más tiempo las tasas de referencia (corto plazo) sin cambio, y sobre todo que tratará de evitar que se reduzca su enorme cartera de valores reinvirtiendo los fondos procedentes de las hipotecas vencidas en bonos del Tesoro de Estados Unidos (EE.UU).

En una situación cercana a la “trampa de la liquidez” la política monetaria es muy poco efectiva, por lo que los esfuerzos de la recuperación dependen de una política fiscal expansiva. El punto es que los Republicanos han presionado con la alarma del déficit público, por lo que han buscado que se revierta más rápido el paquete de apoyo económico aprobado en febrero de 2009.

Así los mercados accionarios que se mueven en función de las expectativas de recuperación se cayeron la semana pasada, porque el cambio de perspectiva económica a la baja de la Fed, tuvo resonancia con las malas cifras económicas de coyuntura de EE.UU. y de China (menor ritmo de crecimiento de sus importaciones). Los republicanos apuestan a que la situación económica desfavorable va a generar un gran voto de castigo en contra de los demócratas en noviembre próximo cuando se realicen las elecciones intermedias.

En este, sentido más bien el que se encuentra paralizado es Barack Obama que no ha denunciado que los republicanos han obstaculizado la recuperación, y más aún ha respaldado sus exhortos de “presupuesto responsable”. Incluso, han vendido la idea que el déficit público se expandirá por la reforma al régimen de seguridad social, por lo que hay que revertir esta victoria política de Obama.

Pareciera que quienes hicieron el guión de la serie norteamericana “24 Horas” de “Jack Bauer” se hubiesen inspirado en la actual administración. Un Presidente que le hace más caso a sus asesores económicos de reducir el déficit público que a quienes advierten que la recuperación no se ha consolidado, que se aleja de los compromisos sociales y políticos, que se encuentra bloqueado por los grupos más conservadores de su partido y que abandona sus promesas de campaña para no ser cuestionado por los grandes intereses.

Por otra parte, algunos expertos ya culpan a Obama de la próxima recesión al acusarlo de no posponer los recortes permanentes de impuestos de su antecesor George Bush que vencen en el 2011. Es preferible el recorte del gasto público que el incremento de impuestos, proclaman, lo cual tiene eco en un imaginario que clama por menos gobierno y más sector privado.

El argumento obviamente es tramposo, porque el alza de impuestos es sólo para el grupo de altos ingresos y el recorte del gasto amenaza con paralizar a los gobiernos estatales y algunos programas urgentes del Gobierno Federal que tendrían un efecto generalizado muy negativo. El problema es que Obama tiene un “spin” tan negativo que no puede hacerle ver a los sectores populares que sus reformas no son regresivas sino progresivas. La paranoia de que Obama nos lleva al “socialismo” ha penetrado tanto en la gente, que ha hecho que el Presidente tome medidas de “centro” para que no lo acusen de ello. Lo paradójico es que esas políticas de centro son tan neutras que no tienen impacto en la reactivación de la economía.

Un Presidente debilitado, con un Congreso controlado por sus opositores y con una opinión pública en contra, lo colocaría al borde de ser una figura decorativa o con la posibilidad de que el Vicepresidente deseé suplantarlo en el poder, como en la segunda temporada de “24 Horas”. Lo más absurdo es que Obama no podrá acusarlos de obstaculizar la recuperación económica, porque ha estado de acuerdo con el argumento de no disparar el déficit para tener un manejo responsable del presupuesto.

Quienes se rasgan las vestiduras criticando a Greenspan por haber mantenido las tasas de interés tan bajas son los mismos que no dijeron nada en su momento y se negaban a reconocer que había una burbuja inmobiliaria, son los mismos que se han resistido a la reforma financiera impulsada por Obama acusando al Gobierno de interferir en el libre juego del mercado, advirtiendo que los inversionistas encontrarán nuevas formas de evadir las regulaciones, son los que han rechazado la reforma de salud, porque va en contra del sistema médico privado, porque todo lo público funciona mal.

Finalmente, no debiera extrañarnos que el mercado accionario y el precio del petróleo tengan una correlación superior al 70% desde la crisis financiera. La bolsa se ha caracterizado por ser un indicador de las perspectivas de la economía por ello el índice S&P 500 es uno de los componentes de los indicadores adelantados de EE.UU. En ese mismo sentido, cuando las perspectivas de la economía decaen el precio del petróleo se reduce ante una señal de una menor demanda de energía.

Antes la lectura era al revés: un elevado precio del petróleo presagiaba una mayor inflación y por ende de mayores tasas de interés, lo que ocasionaría menor consumo e inversión y por ende una menor actividad económica. Esto no quiere decir, que precios del crudo demasiado altos sea favorable para la economía en su conjunto. El problema de muchos economistas que pontifican en los medios en sus columnas es que siguen viendo a la economía con los mismos “lentes” cuando la graduación ya no es la misma.

miércoles, 4 de agosto de 2010

Agosto 4, 2010: Rectificación del IMSS con las pensiones

Pablo Álvarez Icaza Longoria
mailto:pabloail@yahoo.com.mx


El lunes 2 de agosto la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) regresó de vacaciones. Había la esperanza de que el máximo tribunal rectificara la jurisprudencia de la Segunda Sala del 9 de junio pasado; pero lejos de dar marcha atrás en la medida publicó el engrose de la misma ratificando el tope de 10 salarios mínimos en las pensiones para los trabajadores asegurados al Instituto Mexicano al Seguro Social (IMSS) y no de 25 salarios como se venía haciendo hasta hace poco dándole una nueva interpretación a la Ley del Seguro Social (LSS) de 1973.

Las reacciones en avalancha contra de la decisión de la SCJN no se hicieron esperar: la fracción del PRI en la Cámara de Diputados acusó a los ministros de tener una actuación “lamentable” y actuar con una “sensibilidad cuestionable” al resolver la reducción de las pensiones de los trabajadores. Anunciaron que realizaran algunas modificaciones a la LSS para contrarrestar el dictamen de la Suprema Corte y revertir la interpretación dudosa sobre el tope máximo de las pensiones.

En el mismo sentido la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex) le pidió al IMSS eliminar los resquicios jurídicos para evitar dichas interpretaciones que vulneran los derechos de seguridad social de los trabajadores mexicanos, sin importar el número de personas que pudieran ser afectadas. A su vez., el Instituto Mexicano de Ejecutivos en Finanzas reclamó que la aplicación de la jurisprudencia tendría un costo de 100 mil millones de pesos, monto que tendría que devolver el IMSS a 1.2 millones de trabajadores que han cotizado por arriba de 10 salarios mínimos.

La Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) se deslindó del asunto señalando que tocaba al IMSS aplicar la jurisprudencia emitida por la Corte y que no tenía injerencia en el asunto, lo cual resultaba asombroso considerando que las decisiones del IMSS tienen repercusiones presupuestales.

Sin embargo, de manera intempestiva el IMSS decidió el miércoles 4 de agosto no aplicar la jurisprudencia de la SCJN señalando explícitamente que no se modificará el tope de 25 salarios mínimos para los trabajadores que se jubilen bajo la ley de 1973. Reforma reportó que según integrantes del Consejo Técnico del IMSS se había descartado limitar las pensiones por instrucción presidencial. Versión que además coincide con el mensaje publicado en el Facebook del presidente Felipe Calderón que decía: “Ningún trabajador, jubilado o por jubilarse en el Seguro Social, le será reducida su pensión”.

Lo más patético del asunto es que ante la avalancha de reclamos, la Corte emitió una aclaración aludiendo que los medios mal interpretaron la Jurisprudencia y que el tope de pensiones que paga el IMSS no afectará a la llamada generación de transición, es decir, a los millones de trabajadores que estaban en activo en julio de 1997, y que pueden elegir entre jubilarse con el régimen de Afores o el de la Ley del Seguro Social de 1973. ¿Qué acaso el problema no se originó porque algunos jubilados reclamaron que el IMSS había puesto el tope de 10 salarios mínimos para su jubilación cuando ellos esperaban 25?

En realidad la “Tremenda Corte” y el IMSS ya no sabían como salir del entuerto en que se metieron. Curiosamente todos los sectores estaban en contra de la decisión. Los organismos del sector privado estaban preocupados porque los trabajadores y empleados jubilados y próximos a jubilar exigieran una compensación para resarcir el daño causado contra ellos por la decisión que conculcaba un beneficio esperado; los partidos de oposición (PRI y PRD) veían una gran oportunidad para corregir esta gran injusticia y pasarle la factura política al Gobierno Federal; los sindicatos cuestionados en su legitimidad por no saber defender los intereses de sus agremiados.

Sin embargo, el problema que subyace es la crisis financiera en la que está envuelto el IMSS. El Informe al Ejecutivo Federal y al Congreso de la Unión sobre la Situación Financiera y los riesgos del IMSS 2009-2010 muestra claramente que la capacidad financiera de la institución para enfrentar los riegos, contingencias y pasivos de los seguros que administra es real por lo que la viabilidad financiera está en riesgo si no se elevan las cuotas obrero-patronales, se eleva el subsidio proveniente del Gobierno Federal o se reducen algunos gastos.

Adicionalmente, como la LSS vigente no permite que la reserva financiera actuarial de los seguros superavitarios (Invalidez y de Vida y; Riesgo de Trabajo) sean utilizados para financiar los gastos de los seguros deficitarios (Enfermedades y Maternidad; Salud para la Familia, y; Guarderías y Prestaciones Sociales); si bien tiene la virtud de que los recursos no se desvíen del propósito al que fueron destinados, tiene la desventaja de que reduce enormemente el margen de maniobra del IMSS. Esta reforma se aprobó en 2004 y paradójicamente ha entrampado más al Instituto.

La crisis del IMSS es tan grave, que ha llevado a expertos como Santiago Levy, exdirector del mismo a proponer su desaparición y a la constitución de una nueva institución que ofrezca un seguro universal y que sea financiado directamente con impuestos. ¿Acaso no recuerda Levy, el nivel de tensión que generó la reforma de 2004 impulsada por él? ¿Cómo no alcanza comprender como un asunto mucho menor como el tope de la pensión de 25 a 10 salarios generó tanto rechazo? Parece ser que nuestros tecnócratas viven en otro mundo o añoran un régimen autoritario donde se impongan a fuerza este tipo de medidas radicales.

Es cierto el IMSS está enfermo como dice Sergio Sarmiento, pero matarlo no es la solución ni tampoco escatimarle a los asegurados sus cotizaciones para resolver los problemas financieros de la institución.