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El viernes pasado Banco de México decidió mantener en 4.5% el objetivo de la tasa de interés interbancaria de un día. Diversos analistas se manifestaron en contra de la versión demasiado optimista del comunicado, señalando que incluso resultaba contradictoria con algunas presentaciones recientes del gobernador Agustín Carstens. Otro tipo de discusión giró en torno a si la decisión de mantener la tasa sin cambios había sido la adecuada.
Respecto a la evolución de la economía mundial, el banco central destaca una recuperación modesta de los países avanzados y un fuerte crecimiento en los emergentes. Sin embargo, no señala la tendencia a la desaceleración que se presenta en ambos y sólo reconoce que la situación financiera y las perspectivas de crecimiento en Europa permanecen como un elemento de vulnerabilidad. Por ende, concluye que la inflación y sus expectativas en las economías avanzadas se mantendrán en niveles reducidos.
Sobre México, se destaca el favorable crecimiento de la producción manufacturera, se reconoce que el consumo y la inversión del sector privado “siguen en niveles relativamente bajos”; que el tipo de cambio se mantiene estable a pesar de la volatilidad residente en los mercados internacionales; y que las tasas de interés de largo plazo han continuado disminuyendo de manera importante. Esto es, aunque Banxico reconoce implícitamente que los inversionistas en el mercado de dinero están reconociendo expectativas de inflación más baja, prefiere ser cauteloso y constatar la inflación que se observará a futuro.
Finalmente, al referirse a la inflación acepta que la general y sus dos componentes (subyacente y no subyacente) se han comportado mejor de lo previsto (3.96% en el segundo trimestre de 2010 vs. 4.50% pronosticado), y ello se debió en gran parte a efectos estacionales y coyunturales, pero que espera que siga la trayectoria pronosticada, por lo que advierte sobre un repunte de la misma como la razón para mantener sin cambio la tasa de referencia refrendando el objetivo de 3 por ciento a finales del 2011.
Sobre el último punto, la autoridad monetaria no reconoce el efecto de la apreciación del tipo de cambio apoyado por las tasas de interés relativamente elevadas y que la débil demanda interna también contribuye a que algunos precios incluso caigan. Al respecto hay dos anatemas: no se puede reconocer que hay un propósito deliberado para que el tipo de cambio apoye el objetivo inflacionario y que la reactivación del mercado interno en el corto plazo se puede sacrificar en aras de asegurar la tendencia inflacionaria a la baja.
Una vez, comentado el anuncio del banco central ¿Cuál sería mi opinión respecto a los dos debates mencionados? Creo que la versión sobre el panorama de la economía mundial y de México es bastante optimista, máxime que el sector más dinámico es el exportador. Este motor de crecimiento como ya hemos expuesto en Notas anteriores es insuficiente para generar dinamismo al resto de la economía y es previsible que pierda impulso en el segundo semestre del año, lo cual se hará más evidente cuando desaparezca la base de comparación tan baja respecto al 2009.
Respecto a la decisión de mantener las tasas de interés, creo que el Banco de México pudo haberlas incluso reducido ligeramente al menos hace dos meses, cuando era evidente que los resultados de inflación fueron mucho más bajos que lo esperado por los especialistas. Por otra parte, no se aportan argumentos sólidos de porque habrá un repunte inflacionario en los siguientes meses y más parece una paranoia inflacionaria. Lo único que señala de manera preventiva es que se continuara vigilando “la velocidad con la cual se vaya cerrando la brecha del producto”, en alusión a que el PIB crezca por arriba del nivel potencial planteado por el banco (5%) y que ello genere inflación.
Finalmente, aunque suene redundante es pertinente hacer las siguientes consideraciones. Creo que no se debe perder la objetividad del análisis. Es decir, se puede prever lo que va a hacer la autoridad monetaria independientemente de si se está de acuerdo o no con la medida implementada, por lo que lo más importante en este nivel de razonamiento es conocer cómo piensa y actúa ésta. Curiosamente, algunos analistas generaron una corriente de opinión tan fuerte de que “iban a bajar la tasa”, que en el mercado secundario de dinero, las tasas de interés descendieron descontando una decisión en ese sentido. A posteriori, los que apoyaban la decisión de la Junta, porque consideraban una insensatez bajarla, lo cual opinaban, hubiese dañado la credibilidad de la lucha contra la inflación del banco central, se quejaban airadamente en contra de los que impulsaron el “rumor” provocaron un grave desorden en los mercados. Acusar de “interesados” a los opuestos no es correcto y menos cuando aquellos fijaron posiciones de manera abierta y por escrito.
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