Correo: pabloail@yahoo.com.mx
A José Álvarez Icaza Manero, cuyo optimismo hace mucha falta en estos tiempos de desánimo.
El viernes 3 de diciembre se divulgaron las cifras de las encuestas de empleo de Estados Unidos (EU) de noviembre. Llamó la atención que la tasa de desempleo haya subido a 9.8% respecto al 9.6% de los meses anteriores y que la nómina no agrícola sólo haya aumentando 39 mil. Dos días antes del índice compuesto de la actividad manufacturera aportó señales de que su desempeño continuaba con gran dinamismo, que combinado con el buen dato de la actividad no manufacturera que continuó expandiéndose con más fuerza en noviembre pasado, nos indicaría un favorable desempeño en el sector servicios.
Los datos en apariencia contradictorios, nos muestran lo que comúnmente pasa en las recuperaciones económicas: al principio el incremento de la producción no se ve acompañado con incremento del empleo o con caídas de las tasas de desempleo. Solo hasta que la recuperación se consolida las empresas comienzan a contratar a más gente y entonces los indicadores de empleo comienzan a mejorar.
Sin embargo, entre algunos analistas existe el temor de que la administración de Obama esté más bien inclinado a retirar los estímulos económicos asustado por el enorme déficit público, y ello lleve a que la reactivación de la economía se frene y por ende que los indicadores de empleo no mejoren.
Obama parece que hace lo que dicen las encuestas; pero muchas veces eso no es lo más indicado y termina siguiendo la agenda republicana que cree que el abultado déficit público es el culpable de todos los males económicos, por lo que recomienda reducir salarios de los empleados públicos (hecho), recortar impuestos a las clases altas de manera permanente (en proceso) y reducir drásticamente los programas sociales, especialmente donde puede haber beneficios a los indocumentados que generan un enorme gasto.
Por ende, una desconcertada política fiscal termina por neutralizar los efectos de reactivación económica y anulando los efectos expansivos de la política monetaria. Los que vaticina una doble recesión, lo hacen considerando que las autoridades económicas de Estados Unidos se empeñan en mantenerse en la trampa de la liquidez, aquél estado en el que la política monetaria es ineficaz para reactivar la actividad económica.
Por otra parte, los sectores conservadores de EU creen que todo esto del cambio climático es contraproducente para las empresas, que experimentan los incrementos de los costos, mientras que China gana competitividad porque no cumple con las normas ambientales. por ende, porque cumplir cuando no hay forma de que los otros (BRIC's) no cumplebn con su parte. En conclusión hay que presionar a Obama para que revierta toda la agenda ambiental y así las compañías americanas recuperen competitividad.
Curioso ambiente: hace dos años había conciencia de que la debilidad de la regulación del Estado había provocado los problemas económicos y sociales. Ahora los sectores de derecha conservadores en varias partes del mundo (EU, Inglaterra y Alemania)imponen el criterio de ningún apoyo público más para ningún rescate (financiero, ambiental, social, etc.). Pareciera como si la miopía se hubiese impuesto y la conciencia colectiva hubiese desaparecido y prevaleciera el más duro individualismo.
Howard Dean lo leyó bien hace tiempo: el debate ideológico lo han ganado los republicanos desde hace mucho tiempo. Aunque sus políticas económicas fueron las que ocasionaron la crisis financiera y la recesión económica; es Obama el que aparece como responsable asumiendo voluntariamente el "spin" que le colgaron sus opositores.
miércoles, 24 de noviembre de 2010
Noviembre 24, 2010: Desaceleración de la economía mexicana
A pesar de que el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) comenzó su comunicado señalando que el Producto Interno Bruto (PIB) con cifras desestacionalizadas, creció 0.73% durante el periodo julio septiembre de 2010 respecto al trimestre inmediato anterior, muchos medios de comunicación no le hicieron caso y destacaron que la economía mexicana se desaceleró en el tercer trimestre al ser el crecimiento respecto al mismo trimestre del año anterior, menor que la variación anual registrada durante el segundo trimestre (5.3 vs. 7.6%).
Al respecto cabe hacer una reflexión en dos sentidos: 1) los medios están más acostumbrados a recibir la información en variación porcentual anual y por ende los usos y costumbres son muy difíciles de modificar a pesar de que INEGI ya lleva varios años presentando las cifras ajustadas estacionalmente, 2) se percibe cierta desconfianza en el manejo de la desestacionalización y máxime que la percepción de desaceleración es la que prevalece entre los analistas.
De nueva cuenta las comparaciones con Estados Unidos (EU) son desventajosas para México en el aspecto metodológico. Allá no solo existe una cultura para entender las cifras ajustadas estacionalmente, sino que es común comprenderlas en tasas porcentuales anualizadas, la variación respecto al trimestre anterior multiplicada por cuatro cuando se trata de cifras trimestrales y por doce con las mensuales.
En México, INEGI es el que determina como ajustar las cifras mientras que en EU participan un grupo de expertos para que los factores de ajuste (ponderadores) sean aceptados por todos. Adicionalmente, mientras que acá el nuevo dato de una variable modifica toda la serie al hacerse el ajuste estacional; en EU no, esto es, la nueva cifra no modifica la historia pasada por lo que no sólo se vuelven más confiable las estadísticas, sino que conceptualmente no tiene sentido modificar lo que ya estaba dado.
Lo que termina sucediendo es que el público comience a creer que INEGI maquille las cifras aunque no sea así. Para evitar esta percepción el organismo autónomo debería de fijar las cifras estacionales y sólo cambiar las más recientes en caso de que la información revisada amerite modificar los datos preliminares, como sucede en cualquier país serio, e involucrar a actuarios, economistas y especialistas del sector privado y de la academia en la definición de los factores de ajuste, que dicho de paso son distintos de acuerdo para el sector de actividad: por ejemplo los días de asueto y las temporadas de vacaciones como Semana Santa son perjudiciales para la industria manufacturera, pero son muy favorables para el turismo.
Luego de este paréntesis metodológico pasemos a analizar los datos. La economía creció por debajo de las expectativas de algunos especialistas porque el PIB del sector terciario sólo aumentó 4.2%, mientras que las actividades secundarias subieron 6.2% y las primarias sorprendieron con un incremento del 8.9% a pesar de las inundaciones que azotaron al país durante el tercer trimestre del año.
Se entiende que las actividades terciarias hayan crecido menos, debido a que los servicios dependen más del mercado interno, que ha mostrado menor dinamismo que el sector externo y también se considera que van rezagadas con el ciclo económico, esto es, solo hasta que la recuperación económica se consolida comienzan a crecer con más dinamismo. Recordemos que las actividades terciarias que incluyen al Comercio y a los Servicios participaron con 64.64 del PIB de 2009 a precios constantes; la Industria con 31.49% y el sector Primario con 3.87% de allí su importancia en desempeño global.

Al interior de las Actividades Terciarias hubo una gran diversidad de comportamientos. Por ejemplo, el PIB del comercio con un avance anual de 11.9%; el de transportes, correos y almacenamiento 5.1%; información en medios masivos 6.3%; el de servicios inmobiliarios y de alquiler de bienes muebles e intangibles 0.8%, y el de alojamiento temporal y de preparación de alimentos y bebidas con 2.8 por ciento. Incluso hubo dos que registraron tasas negativas: Servicios profesionales, científicos y técnicos (-1.8%) y Servicios Educativos (-0.7%). En estos dos últimos casos es claro que los recortes de gastos de las empresas han afectado mucho a las empresas de consultoría y que los menores ingresos de las familias también afectaron la matrícula de los colegios privados ante la imposibilidad de seguir pagando las colegiaturas por el mayor desempleo y menores ingresos de los hogares.
Cabe comentar que con la revisión de las cifras el PIB, ya no cayó 6.5% en 2009 sino 6.1%, eso es, la disminución fue menor a la de la crisis de 1995 (-6.2%) con lo que podría decirse que la recesión del año pasado ya no fue la peor de la Postguerra. Esto seguramente provocara muchas suspicacias.
Con las cifras anunciadas el lunes, ratificamos nuestras pronósticos de cierre de 2010 y para el 2011, a saber la economía crecería 5.2% lo que implícitamente conlleva a un crecimiento de 3.3% en el cuarto trimestre. Para el próximo año esperaríamos un crecimiento de 3.8%, que implica una desaceleración respecto al actual, pero un poco más moderada que la esperada por el Banco de México (3.2%). Esta proyección dependería en gran media de que el mercado interno compense la desaceleración esperada de la demanda externa que afectara el dinamismo de las manufacturas, es decir, que las actividades terciarias y la construcción se reactiven apostando a la hipótesis de que van rezagadas respecto al ciclo económico.
miércoles, 17 de noviembre de 2010
Noviembre 17, 2010: Cien años de la Revolución Mexicana
El próximo sábado se cumplen 100 años del inició de la Revolución Mexicana. Sin pretender hacer un ensayo sobre el tema vale la pena hacer una recapitulación de como se ha interpretado dicho evento sin que las versiones se agoten con los casos planeados:
1) Revolución interrumpida. Adolfo Gilly con su magistral libro del mismo título plantea la tesis de que el proyecto revolucionario genuino representado por Zapata y Villa fue cancelado por la facción capitalista ganadora (Carranza y Obregón).
2) No hubo revolución, lo que hubo fue una gran revuelta campesina. Tesis sostenida por varios historiadores norteamericanos.
3) No se puede hablar de la Revolución Mexicana, sino que hubo varias revoluciones. Los motivos del levantamiento de Madero no tenían nada que ver con las aspiraciones de Zapata, por ejemplo. Es un proceso social fallido, o es uno parcial e incompleto en el mejor de los casos.
4) La Revolución Mexicana se agotó en 1940, o en 1960, o en 1982 y cumplió su ciclo. Se necesita una nueva REVOLUCIÓN: planteamiento de la izquierda nacionalista de los 80's (Heberto Castillo). El proyecto más avanzado no era el de Zapata sino el de Villa (Frederich Katz y Jesús Silva Herzog en Breve Historia de la Revolución Mexicana).
5) La revolución mexicana fue una gran tragedia nacional: generó el estatismo y el corporativismo que impidió que México desarrollara su potencial: Isacc Katz y Macario Schettino.
Sea lo que haya sido, la Constitución de 1917 si tenía una proyecto de país, imagen objetivo dirían ahora. Pero, ha sido modificada tantas veces, que queda la impresión de que la actual no tiene nada que ver con la versión original. En ese sentido, la reflexión que ha hecho Porfirio Muñoz Ledo de hacer una nueva Constitución tiene sentido; pero por otra parte, no hay una acuerdo nacional sobre el proyecto de país que se quiere. En 1917, la facción ganadora invitó a los perdedores a participar en la elaboración de la misma y algunas de sus demandas sociales fueron retomadas el sus artículos. En el 2010, la Cámara de Diputados tiene que detener el reloj legislativo para poder aprobar un presupuesto para el 2011, que de todos modos será modificado a discreción por Hacienda.
¿Se necesita una nueva revolución para hacer una nueva Constitución? ¿Podría hacerse una nueva sin que la violencia se desencadene? ¿Una nueva Constitución puede evitar una nueva Revolución? Esta última podría ser una interrogante para el 2012 ahora que estamos envueltos una guerra contra el narcotráfico.
1) Revolución interrumpida. Adolfo Gilly con su magistral libro del mismo título plantea la tesis de que el proyecto revolucionario genuino representado por Zapata y Villa fue cancelado por la facción capitalista ganadora (Carranza y Obregón).
2) No hubo revolución, lo que hubo fue una gran revuelta campesina. Tesis sostenida por varios historiadores norteamericanos.
3) No se puede hablar de la Revolución Mexicana, sino que hubo varias revoluciones. Los motivos del levantamiento de Madero no tenían nada que ver con las aspiraciones de Zapata, por ejemplo. Es un proceso social fallido, o es uno parcial e incompleto en el mejor de los casos.
4) La Revolución Mexicana se agotó en 1940, o en 1960, o en 1982 y cumplió su ciclo. Se necesita una nueva REVOLUCIÓN: planteamiento de la izquierda nacionalista de los 80's (Heberto Castillo). El proyecto más avanzado no era el de Zapata sino el de Villa (Frederich Katz y Jesús Silva Herzog en Breve Historia de la Revolución Mexicana).
5) La revolución mexicana fue una gran tragedia nacional: generó el estatismo y el corporativismo que impidió que México desarrollara su potencial: Isacc Katz y Macario Schettino.
Sea lo que haya sido, la Constitución de 1917 si tenía una proyecto de país, imagen objetivo dirían ahora. Pero, ha sido modificada tantas veces, que queda la impresión de que la actual no tiene nada que ver con la versión original. En ese sentido, la reflexión que ha hecho Porfirio Muñoz Ledo de hacer una nueva Constitución tiene sentido; pero por otra parte, no hay una acuerdo nacional sobre el proyecto de país que se quiere. En 1917, la facción ganadora invitó a los perdedores a participar en la elaboración de la misma y algunas de sus demandas sociales fueron retomadas el sus artículos. En el 2010, la Cámara de Diputados tiene que detener el reloj legislativo para poder aprobar un presupuesto para el 2011, que de todos modos será modificado a discreción por Hacienda.
¿Se necesita una nueva revolución para hacer una nueva Constitución? ¿Podría hacerse una nueva sin que la violencia se desencadene? ¿Una nueva Constitución puede evitar una nueva Revolución? Esta última podría ser una interrogante para el 2012 ahora que estamos envueltos una guerra contra el narcotráfico.
sábado, 6 de noviembre de 2010
Noviembre 6, 2010: Informe de la inflación de julio-septiembre de 2010
mailto: pabloail@yahoo.com.mx
El pasado 27 de octubre Banco de México (Banxico) dio a conocer su informe trimestral sobre la inflación. Luego de hacer una breve reseña de la situación económica internacional, donde destaca que “la política monetaria instrumentada en las economías avanzadas ha propiciado un entorno de gran liquidez a nivel global, lo que ha incentivado la búsqueda de mayores rendimientos”, generando una importante apreciación de las monedas de países emergentes que podría afectar la competitividad de las exportaciones; pasa a mencionar los resultados recientes de la economía mexicana y sus nuevas previsiones.
Comienza mencionando que la inflación general durante el tercer trimestre promedió 3.67%, significativamente por debajo de lo que habían previsto tres meses atrás (rango de 4.75-5.25%) cuando quiso justificar el mantener la tasa de interés de referencia diciendo que iba a haber un repunte de los precios. En nuestra nota económica habíamos criticado esa paranoia inflacionaria de la autoridad monetaria. Sin embargo, hemos de valorar que en esta ocasión Banxico sí reconoce que la apreciación del tipo de cambio tuvo mucho que ver en este favorable desempeño de la inflación a diferencia de ocasiones anteriores.
Respecto a las estimaciones de crecimiento para 2010 y las proyecciones para el 2011, Banxico calcula que México crecerá 5.0% este año y prevé que una expansión entre 3.2% y 4.2% para el próximo. Respecto a la primera cifra coincide con el pronóstico del FMI (5.0%) y es un poco más baja que la estimación del Gobierno y de los especialistas del sector privado en la última encuesta de Banxico difundida el pasado 1 de noviembre (4.8%). En relación al próximo año, las previsión del FMI es 3.8%, 3.9% de Hacienda y 3.5% de los especialistas.
La revisión a la alza de la estimación de crecimiento era obligada, considerando que la actividad económica global del país había registrado un crecimiento de 6.1% en los primeros ocho meses del año respecto al mismo periodo de 2009 según cifras del Indicador Global de la Actividad Económica (IGAE) difundidas el pasado 27 de octubre. Por nuestra parte, habíamos ofrecido para la revista Mundo Ejecutivo a finales de agosto una estimación de 5.2% para 2010 conociendo los resultados del segundo trimestre y de 3.8% para el próximo año.
Dos temas se desprenden de estas comparaciones: 1) por qué tardan tanto los analistas en corregir las proyecciones a pesar de las evidencias de las cifras, y 2) en términos de bienestar qué representa un aumento del PIB del 5.0% en 2010.
Respecto al primer punto, creemos que muchas veces algunos economistas son esclavos de los modelos econométricos y cuando la realidad los rebasa caen en una especie de disonancia cognoscitiva tratando de defender sus pronósticos previos apostando a una fuerte desaceleración en lo que resta del año para poder justificarlos. Buscan afanosamente cualquier indicio que los ayude a justificar esa posición, minimizando los que apoyan un mayor dinamismo, por lo que van perdiendo objetividad. Incluso, economistas del banco central han dado muestras de lo mismo con sus pronósticos de inflación.
Otro ejemplo similar sería cuando plantean que la brecha del producto podría tornarse positiva en 2011 cuando sus estimaciones del PIB para el próximo año son más bajas que las del 2010 y reconocen que dicha brecha seguiría siendo negativa en lo que resta de este año; aunque tal vez este último caso tenga que ver más con lo que se conoce como los “hechos estilizados” de una teoría que los lleva a incurrir en contradicciones por aferrarme a ella sin que las cifras la respalden.
Respecto al segundo tema, tiene que ver con los políticos y la prensa critica. Las mejores cifras del PIB y trabajadores asegurados del IMSS ha llevado a declarar al gobierno declarando que estamos “mucho mejor de lo que decían esas visiones pesimistas” y los segundos alegando que el gobierno maquilla la realidad (Proceso) y que calla ante las previsiones de mayor desaceleración ofrecidas por Banco de México. En realidad ambos están equivocados porque parten de prejuicios o de posiciones preconcebidas. Que el PIB crezca 5.2%, ni siquiera recuperara lo que cayó en 2009 (6.5%), pero sobre todo no tiene porque reflejarse en mayores ingresos, porque el PIB es el total de bienes y servicios producidos por una economía en un periodo de tiempo en términos del valor agregado generado. Por ende, un país puede producir mucho, pero ese ingreso se puede distribuir muy desigualmente.
Banxico justificó su previsión a la baja de la economía mexicana señalando:
i. Un crecimiento de la economía estadounidense más moderado.
ii. El que diversos países del mundo traten de estimular sus exportaciones por medio de “depreciaciones competitivas”.
iii. La necesidad de diversos países de consolidar sus finanzas públicas.
iv. Una reversión abrupta de los flujos de capital.
Pero lo que más impacto mediático tuvo respecto al informe fue el anuncio de que el próximo año se publicaran las minutas de las reuniones de la Junta de Gobierno en respuesta a los reclamos de falta de transparencia y “para estar en línea con las mejores prácticas en la materia”. Me parece una buena noticia, aunque me preocupa la versión de que la apertura sería a medias, ya que no se divulgarían los detalles de las votaciones ni los argumentos de las posiciones minoritarias. Es decir, sólo se ampliaría un poco más la explicación que ya se dan en los anuncios de las decisiones de política monetaria. Seguimos en el “gatopardimos”, pues. Se busca proteger la opinión de grupo y no evidenciar que los miembros de la Junta piensan muy parecido.
Finalmente, no podemos dejar de mencionar aspectos relevantes de la semana en Estados Unidos: 1) la derrota de Obama en las elecciones intermedias, 2) el anuncio del relajamiento cuantitativo de la Reserva Federal (QE2, por sus siglas en inglés), y 3) los favorables indicadores de octubre, como serían las cifras de empleo, del sector manufacturero y no manufacturero que indican un buen comienzo del cuarto trimestre luego de que el PIB creció 2.0% en T3 respecto a T2 (en variación anualizada).
Sobre el primer punto, Obama y sus asesores no entendieron que en una situación de “trampa de la liquidez” una política fiscal más agresiva y sobre todo de gasto era lo más necesario para reactivar la economía. Lo segundo es bueno, pero con efecto limitado y de corto plazo y con el riesgo de impulsar una burbuja bursátil de nueva cuenta. Lo último, siendo buenas noticias tampoco tenemos que considerarlas como una prueba contundente de que la desaceleración en Estados Unidos ya tocó fondo.
El pasado 27 de octubre Banco de México (Banxico) dio a conocer su informe trimestral sobre la inflación. Luego de hacer una breve reseña de la situación económica internacional, donde destaca que “la política monetaria instrumentada en las economías avanzadas ha propiciado un entorno de gran liquidez a nivel global, lo que ha incentivado la búsqueda de mayores rendimientos”, generando una importante apreciación de las monedas de países emergentes que podría afectar la competitividad de las exportaciones; pasa a mencionar los resultados recientes de la economía mexicana y sus nuevas previsiones.
Comienza mencionando que la inflación general durante el tercer trimestre promedió 3.67%, significativamente por debajo de lo que habían previsto tres meses atrás (rango de 4.75-5.25%) cuando quiso justificar el mantener la tasa de interés de referencia diciendo que iba a haber un repunte de los precios. En nuestra nota económica habíamos criticado esa paranoia inflacionaria de la autoridad monetaria. Sin embargo, hemos de valorar que en esta ocasión Banxico sí reconoce que la apreciación del tipo de cambio tuvo mucho que ver en este favorable desempeño de la inflación a diferencia de ocasiones anteriores.
Respecto a las estimaciones de crecimiento para 2010 y las proyecciones para el 2011, Banxico calcula que México crecerá 5.0% este año y prevé que una expansión entre 3.2% y 4.2% para el próximo. Respecto a la primera cifra coincide con el pronóstico del FMI (5.0%) y es un poco más baja que la estimación del Gobierno y de los especialistas del sector privado en la última encuesta de Banxico difundida el pasado 1 de noviembre (4.8%). En relación al próximo año, las previsión del FMI es 3.8%, 3.9% de Hacienda y 3.5% de los especialistas.
La revisión a la alza de la estimación de crecimiento era obligada, considerando que la actividad económica global del país había registrado un crecimiento de 6.1% en los primeros ocho meses del año respecto al mismo periodo de 2009 según cifras del Indicador Global de la Actividad Económica (IGAE) difundidas el pasado 27 de octubre. Por nuestra parte, habíamos ofrecido para la revista Mundo Ejecutivo a finales de agosto una estimación de 5.2% para 2010 conociendo los resultados del segundo trimestre y de 3.8% para el próximo año.
Dos temas se desprenden de estas comparaciones: 1) por qué tardan tanto los analistas en corregir las proyecciones a pesar de las evidencias de las cifras, y 2) en términos de bienestar qué representa un aumento del PIB del 5.0% en 2010.
Respecto al primer punto, creemos que muchas veces algunos economistas son esclavos de los modelos econométricos y cuando la realidad los rebasa caen en una especie de disonancia cognoscitiva tratando de defender sus pronósticos previos apostando a una fuerte desaceleración en lo que resta del año para poder justificarlos. Buscan afanosamente cualquier indicio que los ayude a justificar esa posición, minimizando los que apoyan un mayor dinamismo, por lo que van perdiendo objetividad. Incluso, economistas del banco central han dado muestras de lo mismo con sus pronósticos de inflación.
Otro ejemplo similar sería cuando plantean que la brecha del producto podría tornarse positiva en 2011 cuando sus estimaciones del PIB para el próximo año son más bajas que las del 2010 y reconocen que dicha brecha seguiría siendo negativa en lo que resta de este año; aunque tal vez este último caso tenga que ver más con lo que se conoce como los “hechos estilizados” de una teoría que los lleva a incurrir en contradicciones por aferrarme a ella sin que las cifras la respalden.
Respecto al segundo tema, tiene que ver con los políticos y la prensa critica. Las mejores cifras del PIB y trabajadores asegurados del IMSS ha llevado a declarar al gobierno declarando que estamos “mucho mejor de lo que decían esas visiones pesimistas” y los segundos alegando que el gobierno maquilla la realidad (Proceso) y que calla ante las previsiones de mayor desaceleración ofrecidas por Banco de México. En realidad ambos están equivocados porque parten de prejuicios o de posiciones preconcebidas. Que el PIB crezca 5.2%, ni siquiera recuperara lo que cayó en 2009 (6.5%), pero sobre todo no tiene porque reflejarse en mayores ingresos, porque el PIB es el total de bienes y servicios producidos por una economía en un periodo de tiempo en términos del valor agregado generado. Por ende, un país puede producir mucho, pero ese ingreso se puede distribuir muy desigualmente.
Banxico justificó su previsión a la baja de la economía mexicana señalando:
i. Un crecimiento de la economía estadounidense más moderado.
ii. El que diversos países del mundo traten de estimular sus exportaciones por medio de “depreciaciones competitivas”.
iii. La necesidad de diversos países de consolidar sus finanzas públicas.
iv. Una reversión abrupta de los flujos de capital.
Pero lo que más impacto mediático tuvo respecto al informe fue el anuncio de que el próximo año se publicaran las minutas de las reuniones de la Junta de Gobierno en respuesta a los reclamos de falta de transparencia y “para estar en línea con las mejores prácticas en la materia”. Me parece una buena noticia, aunque me preocupa la versión de que la apertura sería a medias, ya que no se divulgarían los detalles de las votaciones ni los argumentos de las posiciones minoritarias. Es decir, sólo se ampliaría un poco más la explicación que ya se dan en los anuncios de las decisiones de política monetaria. Seguimos en el “gatopardimos”, pues. Se busca proteger la opinión de grupo y no evidenciar que los miembros de la Junta piensan muy parecido.
Finalmente, no podemos dejar de mencionar aspectos relevantes de la semana en Estados Unidos: 1) la derrota de Obama en las elecciones intermedias, 2) el anuncio del relajamiento cuantitativo de la Reserva Federal (QE2, por sus siglas en inglés), y 3) los favorables indicadores de octubre, como serían las cifras de empleo, del sector manufacturero y no manufacturero que indican un buen comienzo del cuarto trimestre luego de que el PIB creció 2.0% en T3 respecto a T2 (en variación anualizada).
Sobre el primer punto, Obama y sus asesores no entendieron que en una situación de “trampa de la liquidez” una política fiscal más agresiva y sobre todo de gasto era lo más necesario para reactivar la economía. Lo segundo es bueno, pero con efecto limitado y de corto plazo y con el riesgo de impulsar una burbuja bursátil de nueva cuenta. Lo último, siendo buenas noticias tampoco tenemos que considerarlas como una prueba contundente de que la desaceleración en Estados Unidos ya tocó fondo.
lunes, 16 de agosto de 2010
Agosto 16, 2010: La Reserva Federal reconsidera su decisión sobre deshacerse de hipotecas
Pablo Álvarez Icaza Longoria
mailto: pabloail@yahoo.com.mx
Ben Bernanke, presidente de la Reserva Federal (FED), se encuentra atrapado entre dos fuegos: por un lado los ortodoxos lo acusan de manera indirecta y más bien con alusiones de cometer el mismo error que su predecesor, Alan Greenspan, de mantener demasiado tiempo las tasas de interés muy bajas, incluso algunos de ellos han sido los gobernadores de los distritos de Dallas y Kansas.
En sentido contrario, economistas como Paul Krugman, lo critican por lo contrario, no hacer demasiado e incluso de haberse paralizado ante la precisión de los “halcones” y hacer movimientos contradictorios o incluso tímidos. Por ejemplo, cedió a la presión de ya no seguir comprando más hipotecas de las que estaba generando. En marzo pasado, la Fed dejó de comprar valores garantizados por hipotecas y deuda del Tesoro estadounidense con la intención de mantener bajas las tasas de interés de largo plazo, y comenzó a hablar de “una estrategia de salida” en consonancia con los planteamientos del Fondo Monetario Internacional (FMI), más cercano a la idea de que la emergencia ya había pasado.
Sin embargo, la Fed dio marcha atrás a la “estrategia de salida” porque la recuperación ha sido más modesta de lo anticipado” por lo que mandó el mensaje de que mantendrá más tiempo las tasas de referencia (corto plazo) sin cambio, y sobre todo que tratará de evitar que se reduzca su enorme cartera de valores reinvirtiendo los fondos procedentes de las hipotecas vencidas en bonos del Tesoro de Estados Unidos (EE.UU).
En una situación cercana a la “trampa de la liquidez” la política monetaria es muy poco efectiva, por lo que los esfuerzos de la recuperación dependen de una política fiscal expansiva. El punto es que los Republicanos han presionado con la alarma del déficit público, por lo que han buscado que se revierta más rápido el paquete de apoyo económico aprobado en febrero de 2009.
Así los mercados accionarios que se mueven en función de las expectativas de recuperación se cayeron la semana pasada, porque el cambio de perspectiva económica a la baja de la Fed, tuvo resonancia con las malas cifras económicas de coyuntura de EE.UU. y de China (menor ritmo de crecimiento de sus importaciones). Los republicanos apuestan a que la situación económica desfavorable va a generar un gran voto de castigo en contra de los demócratas en noviembre próximo cuando se realicen las elecciones intermedias.
En este, sentido más bien el que se encuentra paralizado es Barack Obama que no ha denunciado que los republicanos han obstaculizado la recuperación, y más aún ha respaldado sus exhortos de “presupuesto responsable”. Incluso, han vendido la idea que el déficit público se expandirá por la reforma al régimen de seguridad social, por lo que hay que revertir esta victoria política de Obama.
Pareciera que quienes hicieron el guión de la serie norteamericana “24 Horas” de “Jack Bauer” se hubiesen inspirado en la actual administración. Un Presidente que le hace más caso a sus asesores económicos de reducir el déficit público que a quienes advierten que la recuperación no se ha consolidado, que se aleja de los compromisos sociales y políticos, que se encuentra bloqueado por los grupos más conservadores de su partido y que abandona sus promesas de campaña para no ser cuestionado por los grandes intereses.
Por otra parte, algunos expertos ya culpan a Obama de la próxima recesión al acusarlo de no posponer los recortes permanentes de impuestos de su antecesor George Bush que vencen en el 2011. Es preferible el recorte del gasto público que el incremento de impuestos, proclaman, lo cual tiene eco en un imaginario que clama por menos gobierno y más sector privado.
El argumento obviamente es tramposo, porque el alza de impuestos es sólo para el grupo de altos ingresos y el recorte del gasto amenaza con paralizar a los gobiernos estatales y algunos programas urgentes del Gobierno Federal que tendrían un efecto generalizado muy negativo. El problema es que Obama tiene un “spin” tan negativo que no puede hacerle ver a los sectores populares que sus reformas no son regresivas sino progresivas. La paranoia de que Obama nos lleva al “socialismo” ha penetrado tanto en la gente, que ha hecho que el Presidente tome medidas de “centro” para que no lo acusen de ello. Lo paradójico es que esas políticas de centro son tan neutras que no tienen impacto en la reactivación de la economía.
Un Presidente debilitado, con un Congreso controlado por sus opositores y con una opinión pública en contra, lo colocaría al borde de ser una figura decorativa o con la posibilidad de que el Vicepresidente deseé suplantarlo en el poder, como en la segunda temporada de “24 Horas”. Lo más absurdo es que Obama no podrá acusarlos de obstaculizar la recuperación económica, porque ha estado de acuerdo con el argumento de no disparar el déficit para tener un manejo responsable del presupuesto.
Quienes se rasgan las vestiduras criticando a Greenspan por haber mantenido las tasas de interés tan bajas son los mismos que no dijeron nada en su momento y se negaban a reconocer que había una burbuja inmobiliaria, son los mismos que se han resistido a la reforma financiera impulsada por Obama acusando al Gobierno de interferir en el libre juego del mercado, advirtiendo que los inversionistas encontrarán nuevas formas de evadir las regulaciones, son los que han rechazado la reforma de salud, porque va en contra del sistema médico privado, porque todo lo público funciona mal.
Finalmente, no debiera extrañarnos que el mercado accionario y el precio del petróleo tengan una correlación superior al 70% desde la crisis financiera. La bolsa se ha caracterizado por ser un indicador de las perspectivas de la economía por ello el índice S&P 500 es uno de los componentes de los indicadores adelantados de EE.UU. En ese mismo sentido, cuando las perspectivas de la economía decaen el precio del petróleo se reduce ante una señal de una menor demanda de energía.
Antes la lectura era al revés: un elevado precio del petróleo presagiaba una mayor inflación y por ende de mayores tasas de interés, lo que ocasionaría menor consumo e inversión y por ende una menor actividad económica. Esto no quiere decir, que precios del crudo demasiado altos sea favorable para la economía en su conjunto. El problema de muchos economistas que pontifican en los medios en sus columnas es que siguen viendo a la economía con los mismos “lentes” cuando la graduación ya no es la misma.
Ben Bernanke, presidente de la Reserva Federal (FED), se encuentra atrapado entre dos fuegos: por un lado los ortodoxos lo acusan de manera indirecta y más bien con alusiones de cometer el mismo error que su predecesor, Alan Greenspan, de mantener demasiado tiempo las tasas de interés muy bajas, incluso algunos de ellos han sido los gobernadores de los distritos de Dallas y Kansas.
En sentido contrario, economistas como Paul Krugman, lo critican por lo contrario, no hacer demasiado e incluso de haberse paralizado ante la precisión de los “halcones” y hacer movimientos contradictorios o incluso tímidos. Por ejemplo, cedió a la presión de ya no seguir comprando más hipotecas de las que estaba generando. En marzo pasado, la Fed dejó de comprar valores garantizados por hipotecas y deuda del Tesoro estadounidense con la intención de mantener bajas las tasas de interés de largo plazo, y comenzó a hablar de “una estrategia de salida” en consonancia con los planteamientos del Fondo Monetario Internacional (FMI), más cercano a la idea de que la emergencia ya había pasado.
Sin embargo, la Fed dio marcha atrás a la “estrategia de salida” porque la recuperación ha sido más modesta de lo anticipado” por lo que mandó el mensaje de que mantendrá más tiempo las tasas de referencia (corto plazo) sin cambio, y sobre todo que tratará de evitar que se reduzca su enorme cartera de valores reinvirtiendo los fondos procedentes de las hipotecas vencidas en bonos del Tesoro de Estados Unidos (EE.UU).
En una situación cercana a la “trampa de la liquidez” la política monetaria es muy poco efectiva, por lo que los esfuerzos de la recuperación dependen de una política fiscal expansiva. El punto es que los Republicanos han presionado con la alarma del déficit público, por lo que han buscado que se revierta más rápido el paquete de apoyo económico aprobado en febrero de 2009.
Así los mercados accionarios que se mueven en función de las expectativas de recuperación se cayeron la semana pasada, porque el cambio de perspectiva económica a la baja de la Fed, tuvo resonancia con las malas cifras económicas de coyuntura de EE.UU. y de China (menor ritmo de crecimiento de sus importaciones). Los republicanos apuestan a que la situación económica desfavorable va a generar un gran voto de castigo en contra de los demócratas en noviembre próximo cuando se realicen las elecciones intermedias.
En este, sentido más bien el que se encuentra paralizado es Barack Obama que no ha denunciado que los republicanos han obstaculizado la recuperación, y más aún ha respaldado sus exhortos de “presupuesto responsable”. Incluso, han vendido la idea que el déficit público se expandirá por la reforma al régimen de seguridad social, por lo que hay que revertir esta victoria política de Obama.
Pareciera que quienes hicieron el guión de la serie norteamericana “24 Horas” de “Jack Bauer” se hubiesen inspirado en la actual administración. Un Presidente que le hace más caso a sus asesores económicos de reducir el déficit público que a quienes advierten que la recuperación no se ha consolidado, que se aleja de los compromisos sociales y políticos, que se encuentra bloqueado por los grupos más conservadores de su partido y que abandona sus promesas de campaña para no ser cuestionado por los grandes intereses.
Por otra parte, algunos expertos ya culpan a Obama de la próxima recesión al acusarlo de no posponer los recortes permanentes de impuestos de su antecesor George Bush que vencen en el 2011. Es preferible el recorte del gasto público que el incremento de impuestos, proclaman, lo cual tiene eco en un imaginario que clama por menos gobierno y más sector privado.
El argumento obviamente es tramposo, porque el alza de impuestos es sólo para el grupo de altos ingresos y el recorte del gasto amenaza con paralizar a los gobiernos estatales y algunos programas urgentes del Gobierno Federal que tendrían un efecto generalizado muy negativo. El problema es que Obama tiene un “spin” tan negativo que no puede hacerle ver a los sectores populares que sus reformas no son regresivas sino progresivas. La paranoia de que Obama nos lleva al “socialismo” ha penetrado tanto en la gente, que ha hecho que el Presidente tome medidas de “centro” para que no lo acusen de ello. Lo paradójico es que esas políticas de centro son tan neutras que no tienen impacto en la reactivación de la economía.
Un Presidente debilitado, con un Congreso controlado por sus opositores y con una opinión pública en contra, lo colocaría al borde de ser una figura decorativa o con la posibilidad de que el Vicepresidente deseé suplantarlo en el poder, como en la segunda temporada de “24 Horas”. Lo más absurdo es que Obama no podrá acusarlos de obstaculizar la recuperación económica, porque ha estado de acuerdo con el argumento de no disparar el déficit para tener un manejo responsable del presupuesto.
Quienes se rasgan las vestiduras criticando a Greenspan por haber mantenido las tasas de interés tan bajas son los mismos que no dijeron nada en su momento y se negaban a reconocer que había una burbuja inmobiliaria, son los mismos que se han resistido a la reforma financiera impulsada por Obama acusando al Gobierno de interferir en el libre juego del mercado, advirtiendo que los inversionistas encontrarán nuevas formas de evadir las regulaciones, son los que han rechazado la reforma de salud, porque va en contra del sistema médico privado, porque todo lo público funciona mal.
Finalmente, no debiera extrañarnos que el mercado accionario y el precio del petróleo tengan una correlación superior al 70% desde la crisis financiera. La bolsa se ha caracterizado por ser un indicador de las perspectivas de la economía por ello el índice S&P 500 es uno de los componentes de los indicadores adelantados de EE.UU. En ese mismo sentido, cuando las perspectivas de la economía decaen el precio del petróleo se reduce ante una señal de una menor demanda de energía.
Antes la lectura era al revés: un elevado precio del petróleo presagiaba una mayor inflación y por ende de mayores tasas de interés, lo que ocasionaría menor consumo e inversión y por ende una menor actividad económica. Esto no quiere decir, que precios del crudo demasiado altos sea favorable para la economía en su conjunto. El problema de muchos economistas que pontifican en los medios en sus columnas es que siguen viendo a la economía con los mismos “lentes” cuando la graduación ya no es la misma.
miércoles, 4 de agosto de 2010
Agosto 4, 2010: Rectificación del IMSS con las pensiones
Pablo Álvarez Icaza Longoria
mailto:pabloail@yahoo.com.mx
mailto:pabloail@yahoo.com.mx
El lunes 2 de agosto la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) regresó de vacaciones. Había la esperanza de que el máximo tribunal rectificara la jurisprudencia de la Segunda Sala del 9 de junio pasado; pero lejos de dar marcha atrás en la medida publicó el engrose de la misma ratificando el tope de 10 salarios mínimos en las pensiones para los trabajadores asegurados al Instituto Mexicano al Seguro Social (IMSS) y no de 25 salarios como se venía haciendo hasta hace poco dándole una nueva interpretación a la Ley del Seguro Social (LSS) de 1973.
Las reacciones en avalancha contra de la decisión de la SCJN no se hicieron esperar: la fracción del PRI en la Cámara de Diputados acusó a los ministros de tener una actuación “lamentable” y actuar con una “sensibilidad cuestionable” al resolver la reducción de las pensiones de los trabajadores. Anunciaron que realizaran algunas modificaciones a la LSS para contrarrestar el dictamen de la Suprema Corte y revertir la interpretación dudosa sobre el tope máximo de las pensiones.
En el mismo sentido la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex) le pidió al IMSS eliminar los resquicios jurídicos para evitar dichas interpretaciones que vulneran los derechos de seguridad social de los trabajadores mexicanos, sin importar el número de personas que pudieran ser afectadas. A su vez., el Instituto Mexicano de Ejecutivos en Finanzas reclamó que la aplicación de la jurisprudencia tendría un costo de 100 mil millones de pesos, monto que tendría que devolver el IMSS a 1.2 millones de trabajadores que han cotizado por arriba de 10 salarios mínimos.
La Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) se deslindó del asunto señalando que tocaba al IMSS aplicar la jurisprudencia emitida por la Corte y que no tenía injerencia en el asunto, lo cual resultaba asombroso considerando que las decisiones del IMSS tienen repercusiones presupuestales.
Sin embargo, de manera intempestiva el IMSS decidió el miércoles 4 de agosto no aplicar la jurisprudencia de la SCJN señalando explícitamente que no se modificará el tope de 25 salarios mínimos para los trabajadores que se jubilen bajo la ley de 1973. Reforma reportó que según integrantes del Consejo Técnico del IMSS se había descartado limitar las pensiones por instrucción presidencial. Versión que además coincide con el mensaje publicado en el Facebook del presidente Felipe Calderón que decía: “Ningún trabajador, jubilado o por jubilarse en el Seguro Social, le será reducida su pensión”.
Lo más patético del asunto es que ante la avalancha de reclamos, la Corte emitió una aclaración aludiendo que los medios mal interpretaron la Jurisprudencia y que el tope de pensiones que paga el IMSS no afectará a la llamada generación de transición, es decir, a los millones de trabajadores que estaban en activo en julio de 1997, y que pueden elegir entre jubilarse con el régimen de Afores o el de la Ley del Seguro Social de 1973. ¿Qué acaso el problema no se originó porque algunos jubilados reclamaron que el IMSS había puesto el tope de 10 salarios mínimos para su jubilación cuando ellos esperaban 25?
En realidad la “Tremenda Corte” y el IMSS ya no sabían como salir del entuerto en que se metieron. Curiosamente todos los sectores estaban en contra de la decisión. Los organismos del sector privado estaban preocupados porque los trabajadores y empleados jubilados y próximos a jubilar exigieran una compensación para resarcir el daño causado contra ellos por la decisión que conculcaba un beneficio esperado; los partidos de oposición (PRI y PRD) veían una gran oportunidad para corregir esta gran injusticia y pasarle la factura política al Gobierno Federal; los sindicatos cuestionados en su legitimidad por no saber defender los intereses de sus agremiados.
Sin embargo, el problema que subyace es la crisis financiera en la que está envuelto el IMSS. El Informe al Ejecutivo Federal y al Congreso de la Unión sobre la Situación Financiera y los riesgos del IMSS 2009-2010 muestra claramente que la capacidad financiera de la institución para enfrentar los riegos, contingencias y pasivos de los seguros que administra es real por lo que la viabilidad financiera está en riesgo si no se elevan las cuotas obrero-patronales, se eleva el subsidio proveniente del Gobierno Federal o se reducen algunos gastos.
Adicionalmente, como la LSS vigente no permite que la reserva financiera actuarial de los seguros superavitarios (Invalidez y de Vida y; Riesgo de Trabajo) sean utilizados para financiar los gastos de los seguros deficitarios (Enfermedades y Maternidad; Salud para la Familia, y; Guarderías y Prestaciones Sociales); si bien tiene la virtud de que los recursos no se desvíen del propósito al que fueron destinados, tiene la desventaja de que reduce enormemente el margen de maniobra del IMSS. Esta reforma se aprobó en 2004 y paradójicamente ha entrampado más al Instituto.
La crisis del IMSS es tan grave, que ha llevado a expertos como Santiago Levy, exdirector del mismo a proponer su desaparición y a la constitución de una nueva institución que ofrezca un seguro universal y que sea financiado directamente con impuestos. ¿Acaso no recuerda Levy, el nivel de tensión que generó la reforma de 2004 impulsada por él? ¿Cómo no alcanza comprender como un asunto mucho menor como el tope de la pensión de 25 a 10 salarios generó tanto rechazo? Parece ser que nuestros tecnócratas viven en otro mundo o añoran un régimen autoritario donde se impongan a fuerza este tipo de medidas radicales.
Es cierto el IMSS está enfermo como dice Sergio Sarmiento, pero matarlo no es la solución ni tampoco escatimarle a los asegurados sus cotizaciones para resolver los problemas financieros de la institución.
Las reacciones en avalancha contra de la decisión de la SCJN no se hicieron esperar: la fracción del PRI en la Cámara de Diputados acusó a los ministros de tener una actuación “lamentable” y actuar con una “sensibilidad cuestionable” al resolver la reducción de las pensiones de los trabajadores. Anunciaron que realizaran algunas modificaciones a la LSS para contrarrestar el dictamen de la Suprema Corte y revertir la interpretación dudosa sobre el tope máximo de las pensiones.
En el mismo sentido la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex) le pidió al IMSS eliminar los resquicios jurídicos para evitar dichas interpretaciones que vulneran los derechos de seguridad social de los trabajadores mexicanos, sin importar el número de personas que pudieran ser afectadas. A su vez., el Instituto Mexicano de Ejecutivos en Finanzas reclamó que la aplicación de la jurisprudencia tendría un costo de 100 mil millones de pesos, monto que tendría que devolver el IMSS a 1.2 millones de trabajadores que han cotizado por arriba de 10 salarios mínimos.
La Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) se deslindó del asunto señalando que tocaba al IMSS aplicar la jurisprudencia emitida por la Corte y que no tenía injerencia en el asunto, lo cual resultaba asombroso considerando que las decisiones del IMSS tienen repercusiones presupuestales.
Sin embargo, de manera intempestiva el IMSS decidió el miércoles 4 de agosto no aplicar la jurisprudencia de la SCJN señalando explícitamente que no se modificará el tope de 25 salarios mínimos para los trabajadores que se jubilen bajo la ley de 1973. Reforma reportó que según integrantes del Consejo Técnico del IMSS se había descartado limitar las pensiones por instrucción presidencial. Versión que además coincide con el mensaje publicado en el Facebook del presidente Felipe Calderón que decía: “Ningún trabajador, jubilado o por jubilarse en el Seguro Social, le será reducida su pensión”.
Lo más patético del asunto es que ante la avalancha de reclamos, la Corte emitió una aclaración aludiendo que los medios mal interpretaron la Jurisprudencia y que el tope de pensiones que paga el IMSS no afectará a la llamada generación de transición, es decir, a los millones de trabajadores que estaban en activo en julio de 1997, y que pueden elegir entre jubilarse con el régimen de Afores o el de la Ley del Seguro Social de 1973. ¿Qué acaso el problema no se originó porque algunos jubilados reclamaron que el IMSS había puesto el tope de 10 salarios mínimos para su jubilación cuando ellos esperaban 25?
En realidad la “Tremenda Corte” y el IMSS ya no sabían como salir del entuerto en que se metieron. Curiosamente todos los sectores estaban en contra de la decisión. Los organismos del sector privado estaban preocupados porque los trabajadores y empleados jubilados y próximos a jubilar exigieran una compensación para resarcir el daño causado contra ellos por la decisión que conculcaba un beneficio esperado; los partidos de oposición (PRI y PRD) veían una gran oportunidad para corregir esta gran injusticia y pasarle la factura política al Gobierno Federal; los sindicatos cuestionados en su legitimidad por no saber defender los intereses de sus agremiados.
Sin embargo, el problema que subyace es la crisis financiera en la que está envuelto el IMSS. El Informe al Ejecutivo Federal y al Congreso de la Unión sobre la Situación Financiera y los riesgos del IMSS 2009-2010 muestra claramente que la capacidad financiera de la institución para enfrentar los riegos, contingencias y pasivos de los seguros que administra es real por lo que la viabilidad financiera está en riesgo si no se elevan las cuotas obrero-patronales, se eleva el subsidio proveniente del Gobierno Federal o se reducen algunos gastos.
Adicionalmente, como la LSS vigente no permite que la reserva financiera actuarial de los seguros superavitarios (Invalidez y de Vida y; Riesgo de Trabajo) sean utilizados para financiar los gastos de los seguros deficitarios (Enfermedades y Maternidad; Salud para la Familia, y; Guarderías y Prestaciones Sociales); si bien tiene la virtud de que los recursos no se desvíen del propósito al que fueron destinados, tiene la desventaja de que reduce enormemente el margen de maniobra del IMSS. Esta reforma se aprobó en 2004 y paradójicamente ha entrampado más al Instituto.
La crisis del IMSS es tan grave, que ha llevado a expertos como Santiago Levy, exdirector del mismo a proponer su desaparición y a la constitución de una nueva institución que ofrezca un seguro universal y que sea financiado directamente con impuestos. ¿Acaso no recuerda Levy, el nivel de tensión que generó la reforma de 2004 impulsada por él? ¿Cómo no alcanza comprender como un asunto mucho menor como el tope de la pensión de 25 a 10 salarios generó tanto rechazo? Parece ser que nuestros tecnócratas viven en otro mundo o añoran un régimen autoritario donde se impongan a fuerza este tipo de medidas radicales.
Es cierto el IMSS está enfermo como dice Sergio Sarmiento, pero matarlo no es la solución ni tampoco escatimarle a los asegurados sus cotizaciones para resolver los problemas financieros de la institución.
martes, 27 de julio de 2010
Jul 27, 2010: El fallo de la Suprema Corte sobre las pensiones del IMSS
Pablo Álvarez Icaza Longoria
mailto:%20pabloail@yahoo.com.mx
mailto:%20pabloail@yahoo.com.mx
De manera subrepticia la semana pasada trascendió en los medios impresos -porque en los electrónicos el asunto ha sido prácticamente silenciado- la jurisprudencia que emitió el 9 de junio pasado la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) relativa al tope de pensiones que reduce de 25 a 10 veces el salario mínimo vigente en el Distrito Federal, el límite superior para el cálculo de las pensiones por invalidez, vejez y cesantía en edad avanzada a los trabajadores asegurados al Instituto Mexicano al Seguro Social (IMSS) resolviendo una contradicción entre dos tribunales colegiados de circuito.
Tratando de suavizar las reacciones, la SCJN aclaró el 27 de julio que la jurisprudencia sobre el límite de 10 salarios mínimos como base para el cálculo de pensiones sólo aplicara a quienes se jubilen bajo el régimen previsto en la Ley del Seguro Social vigente hasta 1997. Sin embargo, la mayor parte de los pensionados en curso y de los que harán los próximos 15 años lo harán según la Ley de 1973, por lo que jurisprudencia de la Corte puede afectar a millones.
Lo paradójico del asunto es que algunos analistas y medios que alertaron sobre la trascendencia de la resolución, son quienes no ha querido reconocer que el IMSS tiene toda la intención de aplicarla, señalando ingenuamente que “el IMSS no está obligado a fijar pensiones en función de lo que la Corte establezca” o que es una decisión de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP).
El asunto comenzó porque un asegurado emprendió un litigio contra el IMSS, que le estaba ofreciendo un cálculo de pensión con 10 salario y no con 25 como pretendía, por lo que la Corte entró al tema a solicitud del IMSS dándole la razón al organismo. Realmente resulta cándido esperar que el IMSS con la resolución a su favor reconsidere y ofrezca a las personas que están en ese caso la pensión con 25 salarios mínimos, porque es lo justo. Más que candidez, incluso sería un contrasentido que el IMSS teniendo el caso ganado, no quisiera ejecutar el fallo a su favor y por ende en contra del beneficio de una multitud de personas que se verán perjudicadas por la jurisprudencia, que implica que a casos similares se les aplica el mismo criterio.
El ministro Sergio Valls fue quien elaboró la tesis y la suscribieron por unanimidad todos los otros integrantes de la Segunda Sala: Luis María Aguilar, Fernando Franco, Margarita Luna y el presidente de la Sala, Salvador Aguirre Anguiano alegando que de no hacerlo la viabilidad financiera del IMSS estaría en riesgo. El asunto ha generado molestia porque Valls fue en un pasado Subdirector Jurídico por lo que algunos opinan que entrada estaba a favor de una de las partes por lo que debió haberse excusado del asunto, esto es, se vulneró el principio de imparcialidad.
Según trascendió en La Jornada, que consiguió el documento de 51 páginas donde los Ministros de la Segunda Sala de la Corte fundamentan la jurisprudencia, el argumento central para el dictamen fue salvar financieramente al IMSS. Lo lamentable es que el objetivo de solvencia financiera esté por encima de los derechos de los trabajadores.
Desde que se aprobaron las modificaciones a la Ley del Seguro Social en 1997, cuando se estableció el sistema de cuentas individuales de retiro para los nuevos asegurados se había insistido en que si no se corregía el problema de los pasivos contingentes del IMSS, entre ellos la carga a futuro de las pensiones, éste estaría quebrado considerando escenarios de distintas proyecciones actuariales. Por lo que esta discusión parece un deja vu.
En el Informe de la situación financiera y los riesgos 2009-2010 donde se destaca la necesidad de cambios legales para elevar las contribuciones, es decir, elevar las cuotas de tres de sus sistemas de seguridad para aliviar la delicada situación financiera, lo cual requiere la aprobación del Congreso.
Algún analista se preguntaba si el IMSS se atrevería a recortar las pensiones, es decir a aplicar la Jurisprudencia a pesar de que habrá un fuerte descontento por la aplicación de la medida y que era un aspecto socialmente muy sensible. Mi impresión es que sí lo harán, máxime que el incremento de la cuotas muy difícilmente será aprobado por el Congreso, mientras que el recorte de las pensiones tiene todo el aval legal de la Suprema Corte.
Sin ser un experto en temas de seguridad social, en los que los actuarios pueden hablar con mayor conocimiento de causa que los economistas, adelanto la hipótesis de que gran parte de los problemas financieros del IMSS tiene que ver más con su incapacidad para que las autoridades laborales (STPS) frenen la práctica extendida del outsourcing, es decir, todo el proceso de subcontratación laboral que hay en México, en el que estas compañías le resuelven el problema a las empresas de los “costos de seguridad social” contratando a personas sin estos derechos y absorbiendo la relación laboral por ellos. Es decir, aunque es obligación legal de las empresas ofrecer seguro social, cada vez son más las que la evaden; aunque en el caso de las micro y pequeñas esto se debe a que no tienen capacidad económica para solventar la “prestación de ley”.
Es decir, en lugar de que el tamaño del pastel crezca en calidad y cantidad, el seguro social en México se ha ido reduciendo, no sólo en la calidad de los servicios sino en la garantía de una pensión digna. Ejemplos en la prensa sobran: compra de aparatos muy costosos, pero que por no contar con los recursos humanos y físicos (falta de materias primas, reactivos, etc.) para echarlos a andar terminan descomponiéndose ocasionado grandes pérdidas. Lo mismo que enormes y flamantes edificios nuevos pero sin médicos ni enfermeras, o con falta de materiales para atender a los derecho-habientes.
También es cierto que en muchas encuestas de atención al cliente, muchos de ellos responden que en general todo está muy bien. En gran parte esta respuesta condescendiente obedece en parte a dos causas: el temor a las represalias si se quejan, y al sentimiento de gratitud del mexicano, de señalar que “por lo menos tengo esto, que en caso contrario me costaría una fortuna en un hospital privado”.
Si bien es cierto como destaca Reforma (27 julio) que el déficit de recursos del IMSS repuntó el año pasado, porque la crisis propició una menor recaudación; en realidad el problema financiero del organismo ya era crítico y el desplome de la actividad económica lo hizo más evidente.
Por otra parte, se ha destacado el enorme crecimiento del déficit en el Régimen de Jubilaciones y Pensiones (RJP) del Instituto, es decir, de sus propios trabajadores, por lo que en el mencionado informe se destaca que el IMSS pretende ejercer acciones para propiciar un entorno de acuerdo con el Sindicato Nacional de Trabajadores del Seguro, donde se puedan ponderar una baja del pasivo laboral, así como una mejora en el balance entre las condiciones laborales de los trabajadores y su productividad. Traducido en palabras más llanas en recortar las condiciones generales de trabajo.
En conclusión, el fallo de la Corte, el anuncio de ajuste internos dentro del IMSS (recortes, despidos modificaciones de las condiciones laborales, etc.) y el amago de alza de cuotas pueden ser el detonante de un fuerte descontento social. No nos extrañe entonces, que personajes como Andrés Manuel López Obrador, que el domingo pasado dio el banderazo de salida para su campaña hacia el 2012, aprovechen la oportunidad para revivir políticamente, ya que tienen por delante un excelente “caldo de cultivo” para canalizar el descontento que se ampliaría con una reforma fiscal “ahora sí de a de veras”. Con una estrategia similar a los “Amigos de Fox”, AMLO quisiera imponerle al PRD su candidatura ante una “avalancha” tan abrumadora como la suya.
Tratando de suavizar las reacciones, la SCJN aclaró el 27 de julio que la jurisprudencia sobre el límite de 10 salarios mínimos como base para el cálculo de pensiones sólo aplicara a quienes se jubilen bajo el régimen previsto en la Ley del Seguro Social vigente hasta 1997. Sin embargo, la mayor parte de los pensionados en curso y de los que harán los próximos 15 años lo harán según la Ley de 1973, por lo que jurisprudencia de la Corte puede afectar a millones.
Lo paradójico del asunto es que algunos analistas y medios que alertaron sobre la trascendencia de la resolución, son quienes no ha querido reconocer que el IMSS tiene toda la intención de aplicarla, señalando ingenuamente que “el IMSS no está obligado a fijar pensiones en función de lo que la Corte establezca” o que es una decisión de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP).
El asunto comenzó porque un asegurado emprendió un litigio contra el IMSS, que le estaba ofreciendo un cálculo de pensión con 10 salario y no con 25 como pretendía, por lo que la Corte entró al tema a solicitud del IMSS dándole la razón al organismo. Realmente resulta cándido esperar que el IMSS con la resolución a su favor reconsidere y ofrezca a las personas que están en ese caso la pensión con 25 salarios mínimos, porque es lo justo. Más que candidez, incluso sería un contrasentido que el IMSS teniendo el caso ganado, no quisiera ejecutar el fallo a su favor y por ende en contra del beneficio de una multitud de personas que se verán perjudicadas por la jurisprudencia, que implica que a casos similares se les aplica el mismo criterio.
El ministro Sergio Valls fue quien elaboró la tesis y la suscribieron por unanimidad todos los otros integrantes de la Segunda Sala: Luis María Aguilar, Fernando Franco, Margarita Luna y el presidente de la Sala, Salvador Aguirre Anguiano alegando que de no hacerlo la viabilidad financiera del IMSS estaría en riesgo. El asunto ha generado molestia porque Valls fue en un pasado Subdirector Jurídico por lo que algunos opinan que entrada estaba a favor de una de las partes por lo que debió haberse excusado del asunto, esto es, se vulneró el principio de imparcialidad.
Según trascendió en La Jornada, que consiguió el documento de 51 páginas donde los Ministros de la Segunda Sala de la Corte fundamentan la jurisprudencia, el argumento central para el dictamen fue salvar financieramente al IMSS. Lo lamentable es que el objetivo de solvencia financiera esté por encima de los derechos de los trabajadores.
Desde que se aprobaron las modificaciones a la Ley del Seguro Social en 1997, cuando se estableció el sistema de cuentas individuales de retiro para los nuevos asegurados se había insistido en que si no se corregía el problema de los pasivos contingentes del IMSS, entre ellos la carga a futuro de las pensiones, éste estaría quebrado considerando escenarios de distintas proyecciones actuariales. Por lo que esta discusión parece un deja vu.
En el Informe de la situación financiera y los riesgos 2009-2010 donde se destaca la necesidad de cambios legales para elevar las contribuciones, es decir, elevar las cuotas de tres de sus sistemas de seguridad para aliviar la delicada situación financiera, lo cual requiere la aprobación del Congreso.
Algún analista se preguntaba si el IMSS se atrevería a recortar las pensiones, es decir a aplicar la Jurisprudencia a pesar de que habrá un fuerte descontento por la aplicación de la medida y que era un aspecto socialmente muy sensible. Mi impresión es que sí lo harán, máxime que el incremento de la cuotas muy difícilmente será aprobado por el Congreso, mientras que el recorte de las pensiones tiene todo el aval legal de la Suprema Corte.
Sin ser un experto en temas de seguridad social, en los que los actuarios pueden hablar con mayor conocimiento de causa que los economistas, adelanto la hipótesis de que gran parte de los problemas financieros del IMSS tiene que ver más con su incapacidad para que las autoridades laborales (STPS) frenen la práctica extendida del outsourcing, es decir, todo el proceso de subcontratación laboral que hay en México, en el que estas compañías le resuelven el problema a las empresas de los “costos de seguridad social” contratando a personas sin estos derechos y absorbiendo la relación laboral por ellos. Es decir, aunque es obligación legal de las empresas ofrecer seguro social, cada vez son más las que la evaden; aunque en el caso de las micro y pequeñas esto se debe a que no tienen capacidad económica para solventar la “prestación de ley”.
Es decir, en lugar de que el tamaño del pastel crezca en calidad y cantidad, el seguro social en México se ha ido reduciendo, no sólo en la calidad de los servicios sino en la garantía de una pensión digna. Ejemplos en la prensa sobran: compra de aparatos muy costosos, pero que por no contar con los recursos humanos y físicos (falta de materias primas, reactivos, etc.) para echarlos a andar terminan descomponiéndose ocasionado grandes pérdidas. Lo mismo que enormes y flamantes edificios nuevos pero sin médicos ni enfermeras, o con falta de materiales para atender a los derecho-habientes.
También es cierto que en muchas encuestas de atención al cliente, muchos de ellos responden que en general todo está muy bien. En gran parte esta respuesta condescendiente obedece en parte a dos causas: el temor a las represalias si se quejan, y al sentimiento de gratitud del mexicano, de señalar que “por lo menos tengo esto, que en caso contrario me costaría una fortuna en un hospital privado”.
Si bien es cierto como destaca Reforma (27 julio) que el déficit de recursos del IMSS repuntó el año pasado, porque la crisis propició una menor recaudación; en realidad el problema financiero del organismo ya era crítico y el desplome de la actividad económica lo hizo más evidente.
Por otra parte, se ha destacado el enorme crecimiento del déficit en el Régimen de Jubilaciones y Pensiones (RJP) del Instituto, es decir, de sus propios trabajadores, por lo que en el mencionado informe se destaca que el IMSS pretende ejercer acciones para propiciar un entorno de acuerdo con el Sindicato Nacional de Trabajadores del Seguro, donde se puedan ponderar una baja del pasivo laboral, así como una mejora en el balance entre las condiciones laborales de los trabajadores y su productividad. Traducido en palabras más llanas en recortar las condiciones generales de trabajo.
En conclusión, el fallo de la Corte, el anuncio de ajuste internos dentro del IMSS (recortes, despidos modificaciones de las condiciones laborales, etc.) y el amago de alza de cuotas pueden ser el detonante de un fuerte descontento social. No nos extrañe entonces, que personajes como Andrés Manuel López Obrador, que el domingo pasado dio el banderazo de salida para su campaña hacia el 2012, aprovechen la oportunidad para revivir políticamente, ya que tienen por delante un excelente “caldo de cultivo” para canalizar el descontento que se ampliaría con una reforma fiscal “ahora sí de a de veras”. Con una estrategia similar a los “Amigos de Fox”, AMLO quisiera imponerle al PRD su candidatura ante una “avalancha” tan abrumadora como la suya.
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